Hola. Voltaire señalaba a quienes andaban por las mismas tierras que él , que la virtud tiene que ser ejercida por amor y no por miedo (Ver Fraude, en su Diccionario Filosófico).
Bien venidos a Tintas y Trazos.


Leandro Trillo.


domingo, 2 de enero de 2011

LA ÉTICA DEL RESENTIDO (FRAGMENTO 3 - LEANDRO TRILLO)

PROLIFERACIONANDO


La historia de Leo, músico de quien estuve cerca durante estos últimos años, significa algo así como una derrota. Leo, eximio guitarrista y amplio pasajero de todos los escenarios de esta tierra no tiene una guitarra porque se la han robado y porque no le alcanza la plata de su sueldo para comprarse una y subsistir a la vez. Y las épocas de locura ya se le han pasado como para sacrificar su alimentación un tiempo. Se pregunta ¿adonde, adónde está la agencia de cultura?
No se explica – y esa carencia es a la vez yo y otros artistas y Horacio Larutia - cómo no lo vinieron a ver y a decirle
-Sr. Leo, ¿qué guitarra es la que Ud. desea?
Si no es para hacerlo por una cuestión de respeto al menos que sea porque se dan cuenta que les conviene. Todos, y todos significa todos, han tocado con Leo, en lo de Leo, con los equipos de Leo. Todos hemos escuchado los recitales organizados por Leo, todos hemos ido a escuchar a las bandas que se formaron en lo de Leo. ¿Cómo Leo no tiene guitarra? ¿En qué está pensando la gente que el gobierno pone a cargo de la cultura? ¿En qué? ¿A que le está prestando atención? No me explico cómo aun no hay aquí una sala de ensayo puesta por la maldita Municipalidad. No me explico como no hay aquí una editorial y una imprenta del Municipio que nos incentive a escribir, que nos publique. No me explico como no hay una ley que proteja y aúne y dignifique al artista local. Si hay leyes que obligan a publicar en los diarios cuando un maldito senador no concurre a su sesión, ¿cómo me explicarán que no pueda haber una jodida ley que considere al trabajo de un artista?
El arte, para las culturas que no lo promueven, es así solo una actividad de recreación. La concepción que se tiene de algo se deduce de los medios implementados en lo concreto para llevarlo adelante. Así, mas allá de talleres de teatro y de danza, no se avanza. Porque el taller produce conocimiento y una exposición, pero una editorial produce productos al igual que una sala de ensayos y una grabadora. No son muchos millones de dólares lo que implica ese proyecto. De todas maneras preferimos, evidentemente, más y más oficinas, y más escritorios, y más café, y más mate, y más lapiceras, y más notas, y más respuestas, y más desazón, y más críticas, y más pérdidas de tiempo. Así, a causa de esas presencias, lo que se prefiere es la ausencia de artistas. Con cada nueva oficina se pierde la posibilidad de leer a un artista. No de que éste gire por la ciudad, mendigando un poco de atención, unas monedas acaso, doscientos pesos con suerte si hace ecos de su trayectoria, sino de poder ver su producto terminado, desarrollado a su máxima expresión.
El artista lo es porque no puede dejar de serlo. No está el artista para ocuparse del apoyo económico. Eso debería importarle a todos menos a los artistas. Debería venir solo.

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