Hola. Voltaire señalaba a quienes andaban por las mismas tierras que él , que la virtud tiene que ser ejercida por amor y no por miedo (Ver Fraude, en su Diccionario Filosófico).
Bien venidos a Tintas y Trazos.


Leandro Trillo.


domingo, 9 de enero de 2011

LA ÉTICA DEL RESENTIDO (FRAGMENTO 6 - LEANDRO TRILLO)

CARENCIA DE HISTORIA


Mi nombre es Jesús Mujica. Trabajo en un corralón del estado. Quiero decir en una oficina de la administración pública. Eso ya da otra importante idea acerca de lo que puedo llegar a hacer de mi vida y acerca de las marcas que puede tener mi cara. Con ese dato los horarios son ya suponibles. No poseo la noche para desarrollar aquello que quiera desarrollar de noche ni poseo la mañana tampoco para hacerlo. También trabajo de tarde en otra cosa. Tiene que ver con la educación, pero no lo llamaré docencia. Durante la mañana actúo a un personaje nefasto, cuya tarea es hacer creer a los demás que sus problemas verdaderamente le importan. En realidad no me importa nada. No tengo demasiada vida social. Mis afectos son escasas personas que se hacen presentes en mis días a través de recuerdos y algunos libros y algunos discos. Ese es mi círculo íntimo. Desde hace ya largo tiempo no creo ni deseo lo demás.
Hablaba con María Virginia, hace poco tiempo, pues lo de más allá me resulta difícil de recordar, acerca de la mejor manera de presentarse. Ante la pregunta ¿Quién es Ud.? uno debería contestar:
- Yo soy mis deseos – enumerarlos, de seguro no son demasiados o muchos más que dos - y las cosas que hago para satisfacerlos. Eso es en verdad lo que uno es. El resto son colillas de cigarrillos. Uno se presenta usualmente enunciando su profesión.
-¿Quién es Ud?
–Doctor Jesús Mujica, jefe de área de terapia intensiva a sus ordenes.
Eso no dice nada de mí ni de nadie. Pero tampoco por lo general hay tiempo para eso. Todos están demasiado ocupados, como en un perpetuo estado de llegada tarde. Con esa misma ansiedad. Y así quedan temas y temas y temas y montones de bolsas de secretos tiradas en las veredas y cosas e inquietudes guardadas en la enorme caja de temas para hablar mañana o la próxima vez que nos encontremos.
Soy Jesús Mujica. Evito contestar bien o mal. Soy solitario e intolerante. No quiero a demasiada gente. Prefiero los espacios vacíos, esquivo la televisión, disfruto de la música, de la intimidad, de la desnudez, de las experiencias solemnes, de la brevedad y de la lógica de la intensidad de las emociones. Frecuento casi siempre un mismo bar en horas en que está usualmente vacío o con muy poca gente y bebo allí cerveza en una mesa que es casi siempre la misma. No estoy demasiado solo allí porque los que están a esa hora estimo que persiguen algo similar a lo que persigo yo. Esperan. No hablamos demasiado pero suelo estar en la misma mesa con tipos sin saber nada de ellos y sin que ellos sepan nada de mí. La gente del bar suele poner a esa hora música europea. Es contemporánea y la detesto, pero es casi seguro que en todos los discos hay alguna grabación extraviada de Herbie Hancok o de Led Zeppelin o de alguna otra cosa desbordante.
Por lo general yo, Jesús Mujica, evito dar explicaciones. Pienso en el discurso. En los usos que tiene. Las palabras son muy poderosas. Realicé un par de experimentos lingüísticos. Lo hice junto a María Virginia, conocedora de las artes de la psicología. Exploramos las posibilidades de acceder a diversas intensidades sensibles al cuerpo generadas y manipuladas de acuerdo a los usos del lenguaje. Corroboramos que combinaciones de palabras o el armado de frases poseen importantes efectos sobre la conducta corporal e intelectual. Algunas cosas de ello han sido escritas y rápidamente canceladas. Quedó un recuerdo satisfactorio. Cosas como esa prefiero. No me divierto fácilmente. Por lo general es a través del contacto con los objetos de los que hable. Libros, discos, algunas personas, pero no son todos los días los que tengo ganas de estar en compañía. Ese soy yo. Jesús Mujica. No me importa la política. No creo en ella. Me parece una palabra mal usada. No hablare aquí de ello porque no quiero.
Nunca sufrí demasiado. Me he angustiado como cualquiera dice. Algunas mujeres me dejaron y algunas han sido dejadas por mí. Sufrí más cuando me dejaron, como cualquiera. Yo, Jesús Mujica, creo en el arte, en los libros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario