Hola. Voltaire señalaba a quienes andaban por las mismas tierras que él , que la virtud tiene que ser ejercida por amor y no por miedo (Ver Fraude, en su Diccionario Filosófico).
Bien venidos a Tintas y Trazos.


Leandro Trillo.


lunes, 29 de agosto de 2011

PRÓLOGOS ERRANTES (Por quien fuera Leandro Trillo en 2009 y 2010)

PRÓLOGO I


Los prólogos, que también se nombran hechos, con los que se encontrará el lector a continuación fueron escritos mientras transcurrió un tiempo cuya más extraña característica hizo que este escritor dejara de ser niño a cambio de que le sea dado percibir la brutal inmersión en la intolerancia y aquello que no deja de intuir como la rendición del deseo de ciertos hombres. A base de tamaña percepción están hechas las huellas trazadas en las líneas siguientes.
Por otra parte, oportuno será hacer mención a que la palabra algo es acaso la palabra menos situable que existe en los códigos de las lenguas, pues ella contempla a todos los puntos a los que la realidad atraviesa. Algo puede ser cualquiera de las cosas de todo. Sin embargo, sospecho que todas las palabras son en verdad algo. Más allá de ese malentendido, me dedico desde el entonces anteriormente referido a nombrarlos. Puedo contar que tengo en mi haber cadáveres del mundo de las sensaciones, de aquello que solo se intuye.
Las obras que se registran a continuación son reflejos de ello.
Por último en relación a este tema: sepa, lector. Hay algos que no pueden ser traducidos a lenguaje alguno. Estar preparados nos convertirá en precavidos.
Deseo lograr la práctica de la escritura que no permanezca en ningún lado. Anhelo la escritura que se convierte en mensajes y en fuego y que no dura y que se encuentra escrita sobre nada. Deseo esa escritura porque me obligará a hacerme cargo de la realidad y no de la cultura. De otra forma, la intención no habrá valido la pena y los esfuerzos se habrán quedado en la superficie, similar a como queda un deseo cuando es sobornado por su propio dueño.
Creo haber logrado aprender las desventajas de emplear a la intención como pretexto, así como también creo que la intención siempre debe obtener la victoria. Pues su fracaso suele ser usado después como fundamento teleológico por los temerosos, únicos responsables del colapso de su propio mundo moral, con el ilusorio fin de escudarse de infinitas e inimaginables posibilidades de existencia.
Por último, cada una de las obras siguientes es un prólogo dentro de un prólogo. Confíe en sus apreciaciones.

lunes, 8 de agosto de 2011

ESCENAS RETRATADAS CON PALABRAS - 2011

RODRIGUEZ RICOCHET ENTERÁNDOSE DE CRONISTAS Y DE CRONOLOGÍAS


Poco antes de morir, y en ocasión de encontrarse en un auditorio en donde se pronunciaba una ponencia destinada a la capacitación de los cronistas, Rodríguez Ricochet, que practicó con destreza esa profesión, observó al cronista relatar la historia de un cronista que, cuando joven, investigó la historia de un cronista que en los años noventa se casó con una cronista, hija de un reconocido cronista. Éste, que en la Universidad del cronista conoció a un excelso cronista, allí por los años ochenta, decidió hacerse cronista a causa de que el abuelo del cronista excelso resultó ser el cronista que cubrió el Mayo francés del sesenta y ocho, cronología que impactó soberbiamente sobre el cronista.
Cada una de las genealogías finaliza en la descendencia directa de Cronos. La cronología relatada, detalle más, detalle menos, es la de cualquier persona.


Fin.

viernes, 5 de agosto de 2011

ESCENAS RETRATADAS CON PALABRAS - 2011

GENEALOGÍA DE UNA UVA Y DE RODRIGUEZ RICOCHET


La uva creció sana. La parra estaba en el patio de Rodríguez Ricochet. Se levantaba temprano. Pocas veces le faltó agua. Jugaba. Giraba. Se tostaba al sol. Comía de racimos vecinos. Misteriosamente, a esa, de color verdoso con vetas violáceas, no la arrancó nunca. Aunque eso no garantiza nada. Raíz, raíces, ¿Qué garantizan las raíces? Se bañaba a diario. Pero cuándo se deprimía no lo hacía así, sino que se duchaba Lunes Miércoles y Viernes. Transpiraba mucho. A la uva la bañaba siempre la lluvia. Si no, se vinculaba con el agua desde abajo, desde la raíz. Se había acostumbrado a ello, así como Rodríguez Ricochet se había acostumbrado a trabajar en aquello que no le gustaba. Al principio fue doloroso. Después se olvidó, como si lo doloroso hubiera pasado al estado de la normalidad. Como si la frecuencia de lo cotidiano estuviera facilitando el olvido. Desapareció sin dejar de estar. La misma forma que adquiere la música cuando en lugar de protagonizar, participa.
Los observadores habían advertido procesos similares en sus respectivos crecimientos. Habían cambiado varias veces de tamaño y de color. Verde, una especie de rosado, puro, verde más oscuro, más contundente, un anaranjado un poco más machacado, violáceo, naranja, algunas pecas y lunares, violeta veteado, un blancor amarillento, ajado, uñas y pelos en los extremos. Habían estado verdes en una ocasión a causa del invierno y de una patada al hígado. También recibieron caricias en más de una oportunidad.
Rodríguez Ricochet encontró la muerte bajo un auto. La halló instantáneamente cuando había atravesado ya ochenta y nueve inviernos sin estrenar. El conductor o la conductora se dieron a la fuga. Al otro personaje, la uva, a los dos días de haberse desprendido de la parra, y sufriendo un duro golpe contra el suelo, la pisó la rueda frontal de un triciclo conducido por un nene de tres años incauto y excitado hasta el extremo, haciéndola estallar por sus costados salvajemente. Se haya percatado el niño o no de lo que había hecho, continuó con sus actividades lúdicas como si nada hubiera pasado. Ni uno ni otro han sido debidamente juzgados por sus actos ni por el daño que han causado a un vínculo. No hubo Estado ni poder que se interese por ello.
Igual, ya no se veían desde hacía mucho. Ni importa por qué.

miércoles, 3 de agosto de 2011

ESCENAS RETRATADAS CON PALABRAS - 2011

RODRÍGUEZ RICOCHET TOMANDO FOTOGRAFÍAS DE RODRIGUEZ RICOCHET


Salió al balcón a ver cómo está vestida la noche y volvió a escribirlo. Así construyó una foto de la noche del sábado de Mayo. No se sentó y tampoco se quedó demasiado tiempo afuera. No hacía demasiado frío. Esa es la descripción exacta. Tampoco estaba nublado pese a que pronosticadores lo insinuaron – parece que ellos, al igual que los sociólogos, no pueden afirmar -. No hay demasiadas estrellas. El dibujo carece de colores distintos al negro y al blanco brilloso. Rodríguez Ricochet se esforzaba por pintar el cielo de púrpura y las estrellas con tono musgoso. Pero no lo pudo imaginar con nitidez. Tomó un poco de soda fresca. La zona desde donde miraba no es céntrica. Luces y carteles, no hay. No miraba desde una planta baja y tampoco desde un segundo piso. No extrañó a todos. Tenía menos frío que otras veces. Como sin proceder de ninguna parte empezó a sonar algo que no es blues y que tampoco es heavy metal. Ni música clásica ni merengue ni celta. Se parece menos a un twist que a un bolero. Ya no se ocupaba de describir el afuera. Con un par de colores basta. Para casi todo. Hasta hace un rato estuvo en no soledad, construyendo intimidad. No sabía que la intimidad se puede construir. Y tampoco quería saber que todo se puede construir. Pero para poder construir intimidad conviene saberlo. ¡Es cosa tuya, latido! Parece más voluntad que esencia. Lo que sucede es menos amigo de las ilusiones más invisibles de todas que del azar. Éste no le agradece nada a nadie. Lo que sucede es su tierra, su orín, su semen, su no semen, sus grandilocuencias, lo que vivencia huele a sus sangres a sus transpiraciones a sus heces y luce como sus uñas sucias, sus melenas desprolijas y su ética que se aleja de los discursos arraigados al carnaval, donde las caretas se convierten en cuerpo y en verdad.

lunes, 1 de agosto de 2011

ESCENAS RETRATADAS CON PALABRAS - 2011

RESPONDIENDO UNA CARTA


Ni bien recibió la carta, Rodríguez Ricochet corroboró la facultad de Juan de usar palabras que permiten que en la imaginación se formen dibujos que no se ven con frecuencia. Como si apareciera lo nuevo sobre lo viejo y todo adoptara nuevas formas.
Rodríguez Ricochet le responde a Juan. También por carta.

En la oficina,

Quizás los archiveros
los mapas
los armarios
las cajas llenas de expedientes
los teléfonos y los ceniceros
laten

Mañana
traeré un estetoscopio
y oiré los latidos de la abrochadora

Pasado
intentaré oír los latidos
de los muchachos de administración
Sospecho que no están aun del todo muertos

Tras pasado
llevaré un currículo vitalium
adonde largas piernas pueblen los pasillos
adonde bocas cereza pronuncien mi nombre
besen mis cachetes y

Así
No largas piernas devendrán largas piernas
No pasillos devendrán pasillos con piernas largas
No oficina será oficina
U otro lugar
Cualquiera

¿Quién es la oficina?
Tengo jaqueca
Estoy en la oficina
Pero es la no oficina
Escribo poesía
Me llaman por el interno
Ahora es la oficina
Pero ahora no
Me cegan esas piernas
- ¿Me oís?, me pregunta el del interno
Ahora es la oficina
- Te oigo
En la oficina
Pero a la vez releo poesía
Y mezclo palabras
Y ahora es la no oficina

¿Quien es la oficina?
¿Quien nombra a quien?

Soy yo
quien nombra a la oficina

Es a mí
carne de ojos colorados
a quien la oficina está nombrando

Las piernas largas
La boca cereza
Tetas

Hasta hace unos días
Tenían forma no sensual
(no piernas largas, no boca cereza, no tetas)
que se rasca sus hoyuelos
y ya sabemos que
cuando alguien se rasca sus hoyuelos
se está esperando que otro sujeto trabaje por dos

Hoy
en la no oficina
jamás había visto a alguien
rascarse sus hoyuelos
de una manera tan deseable como ésta.

De repente
los archiveros
los mapas
los armarios
las cajas llenas de expedientes
los teléfonos y los ceniceros
laten.

Mi espalda está contra un escritorio.
La otra, desnuda.
Su boca cereza
pronuncia mi nombre
y la mía,
ahora cereza,
hace lo mismo

Los fantasmas que dan forma a la oficina
cantan más y se indignan menos.