Hola. Voltaire señalaba a quienes andaban por las mismas tierras que él , que la virtud tiene que ser ejercida por amor y no por miedo (Ver Fraude, en su Diccionario Filosófico).
Bien venidos a Tintas y Trazos.


Leandro Trillo.


lunes, 1 de agosto de 2011

ESCENAS RETRATADAS CON PALABRAS - 2011

RESPONDIENDO UNA CARTA


Ni bien recibió la carta, Rodríguez Ricochet corroboró la facultad de Juan de usar palabras que permiten que en la imaginación se formen dibujos que no se ven con frecuencia. Como si apareciera lo nuevo sobre lo viejo y todo adoptara nuevas formas.
Rodríguez Ricochet le responde a Juan. También por carta.

En la oficina,

Quizás los archiveros
los mapas
los armarios
las cajas llenas de expedientes
los teléfonos y los ceniceros
laten

Mañana
traeré un estetoscopio
y oiré los latidos de la abrochadora

Pasado
intentaré oír los latidos
de los muchachos de administración
Sospecho que no están aun del todo muertos

Tras pasado
llevaré un currículo vitalium
adonde largas piernas pueblen los pasillos
adonde bocas cereza pronuncien mi nombre
besen mis cachetes y

Así
No largas piernas devendrán largas piernas
No pasillos devendrán pasillos con piernas largas
No oficina será oficina
U otro lugar
Cualquiera

¿Quién es la oficina?
Tengo jaqueca
Estoy en la oficina
Pero es la no oficina
Escribo poesía
Me llaman por el interno
Ahora es la oficina
Pero ahora no
Me cegan esas piernas
- ¿Me oís?, me pregunta el del interno
Ahora es la oficina
- Te oigo
En la oficina
Pero a la vez releo poesía
Y mezclo palabras
Y ahora es la no oficina

¿Quien es la oficina?
¿Quien nombra a quien?

Soy yo
quien nombra a la oficina

Es a mí
carne de ojos colorados
a quien la oficina está nombrando

Las piernas largas
La boca cereza
Tetas

Hasta hace unos días
Tenían forma no sensual
(no piernas largas, no boca cereza, no tetas)
que se rasca sus hoyuelos
y ya sabemos que
cuando alguien se rasca sus hoyuelos
se está esperando que otro sujeto trabaje por dos

Hoy
en la no oficina
jamás había visto a alguien
rascarse sus hoyuelos
de una manera tan deseable como ésta.

De repente
los archiveros
los mapas
los armarios
las cajas llenas de expedientes
los teléfonos y los ceniceros
laten.

Mi espalda está contra un escritorio.
La otra, desnuda.
Su boca cereza
pronuncia mi nombre
y la mía,
ahora cereza,
hace lo mismo

Los fantasmas que dan forma a la oficina
cantan más y se indignan menos.

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