Hola. Voltaire señalaba a quienes andaban por las mismas tierras que él , que la virtud tiene que ser ejercida por amor y no por miedo (Ver Fraude, en su Diccionario Filosófico).
Bien venidos a Tintas y Trazos.


Leandro Trillo.


miércoles, 29 de junio de 2011

ESCENAS RETRATADAS CON PALABRAS - LEANDRO TRILLO - 2011

NOTA DEL AUTOR


Escenas retratadas con palabras es un cuento escrito en el tiempo que duraron juntos los meses de Abril Mayo y Junio de dos mil once. Su escritura fue inconstante, caótica, repleta de fotos y de ánimos sin forma y sin cordura. Cegada, olvidada, recordada. A diferencia de otras veces, ningún trazo de la historia se supo con más de quince minutos de anticipación. Lo mismo sucedió en la vida del autor en el tiempo que duraron juntos los meses de Abril Mayo y Junio de dos mil once. Es probable que haya que sumar a la sentencia algunos meses para atrás o para adelante. Febrero o Agosto, digamos, o más.
Puede ser que lo de los quince minutos pertenezca al ámbito de la intuición o al de la telepatía. Puede ser, en definitiva, que ningún trazo de la propia historia se sepa a través de la realidad con más de quince minutos de anticipación. Y quince es un número, en este caso, por demás generoso.
Calor para la escarcha de este frío es un bello augurio. Risas para nosotros.


Leandro Trillo
Viedma, Junio de 2011.

lunes, 27 de junio de 2011

SECCIÓN: PALABRISTAS INVITADOS

EL LEON NO MATA POR MATAR


Por FEDERICO PIERGENTILI
Bahía Blanca, Junio de 2011.


Estoy aquí tirando, junto a mi tristeza
Viendo que la luna, refleja su inocencia.
Estamos todos tirados, porque nadie nos enseña
No podemos ver, lo que queremos
Muchas palabras, mucha repetición
Mucha ignorancia y poca reflexión
Sensaciones a pleno, que enloquece a mi canción
Corazón cansado, producto de la aceleración
Me conecto a la ganja, porque me llena de pasión
Es un gran alivio y cura el corazón.

Solo pido, un poco de alivio
Salgo a la calle y solo me deprimo
Miro a la izquierda y luego a la derecha
Solo observo, muchas personas
Durmiendo en la calle, personas hambrientas
Algunos se quejan y otros solo rezan
Dejemos de lado, un toque ambición
No dejemos que esto, nos impida, tirarle una soga al que más lo necesita

Luchemos todos juntos, esa es nuestra misión
No miremos al costado, prestemos atención
Nuestra ayuda, puede aliviar
Y al reprimido lo podemos ayudar
No dejemos que los represores, se la manden más
Esta es nuestra tierra y la tenemos que amar
Solo este dicho les puedo enseñar
Es el siguiente
Déjenme hablar

El león no mata por matar, esa es su esencia para poder perdurar
Violencia es discriminar y golpear sin excusa y lealtad a la naturaleza que tantas cosas nos da, suelo pensar que sentarse a pensar nos ayuda a reflexionar.

martes, 21 de junio de 2011

DISCURSO Y DESEO EN LA LÓGICA CAPITALÍSTICA - LEANDRO TRILLO - FRAGMENTO 22

BIBLIOGRAFÍA

-ALBANO, S.; LEVIT, A.; ROSEMBERG, L. Diccionario de semiótica. Quadrata. Buenos Aires. 2005.

-APRILE, Orlando C. La Publicidad Puesta al Día. La Crujía. Bs. As. 2003.

-ASCOLANI, Alberto. Derivas: de la psicología al análisis institucional. De la sexta.

-BAUMAN, Zygmunt. Modernidad líquida. Fondo de Cultura Económica. 2003.

-BENJAMIN, Walter. Sobre el lenguaje en general y sobre el lenguaje de los hombres, en Conceptos de filosofía de la historia. Derramar. La Plata. Bs. AS. 2007.

-BERARDI BIFO, Franco. La fábrica de la infelicidad-nuevas formas de trabajo y movimiento global. Traficantes de sueños. Madrid. 2003.

-BORGES, Jorge Luis. La cifra. EMECÉ. Bs. As. 2005.

-CASTELLS, Manuel. La era de la información: economía, sociedad y cultura. Volumen I. La sociedad red. Alianza.

-CASTORIADIS, Cornelius. Sujeto y verdad en el mundo histórico-social. Seminarios 1986-1987. La creación humana I. Fondo de Cultura Económica. Argentina. 2004.

-COHEN, Ester. Genealogía del concepto de subjetividad, en Ensayo y Subjetividad. Eudeba. Bs. As.

-COREA, Cristina; LEWKOWICZ, Ignacio. Pedagogía del aburrido, escuelas destituidas, familias perplejas. Paidós Educador. Bs. As. 2004.

-DEL CUETO, Ana María. Grupos, instituciones y comunidades. Lugar. Bs.As. 1999.

-DELEUZE, Gilles; GUATTARI, Félix. El Anti-Edipo-Capitalismo y esquizofrenia. Paidós. Bs. As. 1985.

-DELEUZE, Gilles, GUATTARI; Félix. ¿Qué es la filosofía? Anagrama. Barcelona. 1993.

-DUSCHATZKY, Silvia; COREA, Cristina. Chicos en banda. Los caminos de la subjetividad en el declive de las instituciones. Paidós. Bs. As. 2007.

-FERRARA, F; BOZZOLO, R; BONANO, O.; CASTRO, S.; HELLEMEYER, A; VARELA, J.; ECHEVERRY, M.; SLAVEN, A.; BECCO, D.; FERRERO, M. Crisis del sujeto contemporáneo. UNLZ. 2000.

-FERRATER MORA, José. Diccionario de filosofía abrevado. Debolsillo. 1ª ed. Buenos Aires. 2007.

-FOUCAULT, Michel. Microfísica del poder. La piqueta. Madrid. 2004. El orden del discurso. La Piqueta. Madrid. 1996.

-FREIRE, Paulo. Pedagogía del oprimido. Tierra nueva. Bs. As. 1973.

-GIDDENS, Anthony. La constitución de la sociedad. Bases para la teoría de la estructuración. Amorrortu. Bs. As. 1998.

-GONZÁLEZ REY, Fernando. Sujeto y subjetividad: Una aproximación histórico-cultural. Thomson. 2002.

-GUTIERREZ, Juan; DELGADO, Juan Manuel. Métodos y técnicas cualitativas de investigación en ciencias sociales. Síntesis. Madrid. 1998.

-HELLER, Änges. Sociología de la Vida Cotidiana. Península. Barcelona. 1970.

-HOGDSON GARCÍA, Hernán. Foucault, Deleuze, Lacan: Una política del discurso. Quadrata. Bs. As. 2005.

-IBAÑEZ, Tomás. Municiones para disidentes, realidad, verdad, política. Gedisa. Barcelona. 2001.

-KEY, Wilson Bryan. Seducción Subliminal-Después de conocer la publicidad subliminal usted nunca verá un anuncio como antes. Vergara/Diana. Bs. As. 1992.

-LEWKOWICZ, Ignacio. Pensar sin Estado. La subjetividad en la era de la fluidez. Paidós. Bs. As. 2004.

-LYOTARD, Jean-Francois. ¿Por qué desear? y Sobre filosofía y acción, en ¿Por qué filosofar? Cuatro conferencias. Escuela de Filosofía - Universidad de ARCIS. 1964.

-LYOTARD, Jean Francois. La condición postmoderna – informe sobre el saber. Cátedra. Bs. As. 1987.

-MATTELART, Armand. La Publicidad. Paidós. Barcelona. 1991.

-MIER, Raymundo. Tramas-Subjetividad y procesos sociales. Casa Abierta al Tiempo. Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco. 2002.

-MORIN, Edgar; CIURANA, Emilio Roger; MOTTA, Raúl Domingo. Educar en la Era Planetaria. Gedisa. Barcelona. 2003.

-NAJMANOVICH, Denise. El Juego de los vínculos-subjetividad y redes: figuras en mutación. Biblos. Bs. As. 2005.

-ORTEGA Y GASSET, José. El Espectador. Biblioteca Básica Salvat. 1970.

viernes, 17 de junio de 2011

DISCURSO Y DESEO EN LA LÓGICA CAPITALÍSTICA - LEANDRO TRILLO - FRAGMENTO 21

BREVE NOTA FINAL.

A modo siquiera de algo que se asemeje a una conclusión o a una serie de ellas, podría plantear acaso una serie de reflejos intermitentes que, íntimamente, quieran parecer cosa alguna concluida.
Primeramente quiero referirme a los aspectos de ruptura que pudieran haber sido planteados en este ensayo.
¿Por qué?
Porque ése es el desafío más grande, el mensaje al que tal vez se reduce toda esta serie de elaboraciones teóricas referidas a la lógica capitalística, a su tipología de discursos, de deseabilidades.
En la dimensión de la tendencia a la universionalización de la subjetividad deseo rescatar el o los puntos de ruptura por la razón de que constituyen la singularidad de la deseabilidad. Sólo por ello.
La intención es construir un faro en un punto cualquiera. Lo mismo es que emprenda esa construcción aquí o allá.
¿Qué es un punto de ruptura?
Pues creo que la construcción de un faro en cualquier parte. Eso es deseo y discurso en la lógica capitalística. Una interpretación que pretende.
¿Qué más se puede hacer?
Ni en contra ni a favor de la universionalización ni de la lógica capitalística. En ellas. La práctica de la singularidad de la deseabilidad en ellas.
He dicho que uno de los factores operacionales fundamentales de la producción subjetivo-social en lo capitalístico es la distracción, basándome, por si no hubiera sido claramente expresado, en la observación del funcionamiento de los productos de multiplicación. Tanto los que están hechos de carne humana como los electrónicos, virtuales, y el usufructo que de ellos se hace.
La distracción es una condición necesaria para que tenga lugar en la construcción de la subjetividad social la tendencia a la universionalización. Es necesaria porque configura la situación propicia que deja y establece al deseo como manipulable a través de la prefabricación de deseabilidad, como tierra cuya fertilidad propiciará el nacimiento de lo necesárico en el seno del deseo.
No es la distracción un mal. Tampoco creo que sea un bien. El planteo lo manifiesta como una condición, como una disposición de algo que resulta casi imposible de definir pero que, a los fines de nombrar aquello innombrable, es conocido como sistema.
La distracción, entonces, como ámbito de síntesis de aquello que conforman la deseabilidad, lo híper, lo necesárico, lo capitalístico, la máquina universionalizante.
La distracción, dimensión originaria de mecanismos de funcionamiento negativo.
La distracción es una nueva configuración social que se coloca junto, si no por encima, a la opresión y al aburrimiento. Es la condición, como referí anteriormente, necesaria para la producción del dispositivo capitalístico. Opera, fundamentalmente, sobre el deseo, o la deseabilidad, o la capacidad deseante. La intención de los tres términos, confieso ahora al lector, es nombrar la misma cosa.
En los tres casos mencionados -opresión, aburrimiento y distracción- se encuentra como denominador común, como lo que los tres tipos de configuración comparten: la deseabilidad.
Por eso la insistencia en discurso y deseo.
El discurso subjetivamente distraído pone de manifiesto el estado del deseo, al igual que ocurre con el discurso del oprimido y del aburrido. Pues el deseo y el discurso son como los objetos de los que se sirve una metáfora para expresar algo. La expresión de hiancia.

miércoles, 15 de junio de 2011

DISCURSO Y DESEO EN LA LÓGICA CAPITALÍSTICA - LEANDRO TRILLO - FRAGMENTO 20

La ingeniería utilizada como sostén.

Probablemente se entienda como un par dicotómico, o una separación binaria, a la relación que vincula la universionalización con la singularidad de la deseabilidad.
No obstante ello, una condición subjetiva no es condición excluyente de la otra. Este es un punto en el que es necesario ensayar algunas consideraciones.
La condición o emergencia de aparición se da justamente en una relación cuyo principio es la no exclusión de la otra. Plantear tanto a la singularidad como a lo necesárico o a la tendencia a la universionalización como estado perpetuo de la subjetividad implicaría la posibilidad de sostener una situación similar a la lógica capitalística en tanto configuraría un estado de tendencias totalitarias, absolutistas en relación a un estado, a una configuración de la subjetividad.
Me he referido en algún lugar al concepto de hiancia. Y creo que ésa es la instancia en donde se desarrolla la lógica capitalística. A los fines de ello es que resulta significante la palabra tendencia. La tendencia del sistema capitalístico a la universionalización de la subjetividad, o de la deseabilidad, es la conjunción de palabras que creo, mejor define a esta interacción.
Claro que para esta tendencia resulta de mayor facilidad arrimar la configuración que propone a los sujetos, porque para ello creó y configuró un mecanismo social y singular, precisamente, de funcionamiento de los medios masivos de comunicación, a cuyos derivados en la dimensión de la subjetividad social puede comprenderse como los mecanismos de funcionamiento negativo, además de una serie de campos disciplinarios que se ocupan de realizar, multiplicar y proliferar esa tendencia a la subjetividad capitalística operando sobre el deseo.
Como ya ha sido mencionado, la fenomenología del deseo, la deseabilidad configurada bajo la lógica capitalística es el tema central de este estudio. La configuración del deseo configurada, justamente, por el dispositivo capitalístico. Aquella subjetividad que opera, proyecta, subsiste de acuerdo a la serie de preceptos de las disposiciones capitalísticas.
La configuración de la deseabilidad se encuentra en una etapa histórica en la que se configura nutriéndose casi íntegramente por la multiplicación incesante de ficciones sociales que son mucho más ajenas en una primera instancia a la dimensión genuina de la deseabilidad de los sujetos que las desarrolladas en otros contextos históricos. Ante tal mutación de la figura y/o máquina configuradora se producen visibles los efectos de las nuevas configuraciones. Además de ello la configuración capitalística se establece bajo los efectos de la tendencia a la universionalización de la subjetividad. Y no incluye esta afirmación relación alguna con las diferencias de clases. La transversalidad de esta operación trasciende la dimensión capitalista de materialidad, poder adquisitivo. Se trata, si se quiere, de la educación del deseo, de la deseabilidad, el amaestramiento, la manipulación.
Por ende, en la era de las disposiciones y las lógicas capitalísticas productoras de la tendencia universionalizante, lo que se produce, o también podría decirse que lo que se multiplica, es la subjetividad capitalística, radicalmente caracterizada por la relación que mantiene y establece entre el deseo, la deseabilidad y el dispositivo de tendencia universionalizante de la subjetividad.
De allí el interés por teorizar acerca de la distracción pues la lógica capitalística la utiliza, enmarcándola en un dispositivo pedagógico, a los fines de que la deseabilidad se encuentre en estado hipersaturado en la subjetividad.
Intuyo que la producción de materia social está dada por la máquina en la que deviene la deseabilidad cuando habita instantes de singularidad. Es decir que veo una relación casi dependiente en la triangularidad singularidad- deseabilidad- materia social.
Cuando la hipersaturación y la hiperestimulación invaden el territorio de la deseabilidad y la subjetividad trabaja con esa serie de estímulos, intentando crear intensidad deseante con una fracción de la información saturada a través de las prácticas de pensamiento, se da la maquinización de la deseabilidad. Ocurre en la dimensión de lo subjetivo.
Funcionamiento de la sujeción social como máquina productora de materia social.
Por otra parte será otro el tipo de producción cuando la deseabilidad esté más hondamente comprometida con la ingeniería subjetiva de la lógica capitalística. La propia discursividad se volverá recipiente de destellos necesáricos, fabricados por la propagación de la deseabilidad mediática, ajena, constituida por prefabricaciones de deseos de formato massmediático (¿masmediático? y funcionará de esa misma manera en relación al acontecer, a la generación de pensamiento social.
Es propicio decir que la vinculación existente entre la hiperestimulación y la recepción recipiente o máquina es rugosa. Participan en esa configuración, de modo aleatorio, calidades de intensidad. Ello pretende dejar de lado aquello que tienda a plantear totalitarismos en el ámbito de las dimensiones de las configuraciones subjetivo-sociales e, incluso, en el campo de la producción de singularidad en la deseabilidad.
La cuestión se encuentra en lo que se hace, en lo que se produce, con lo que se recepta de los ámbitos generadores de hiperestimulación y saturación. La producción de singularidad radica en la conciencia y la autonomía, en el manejo de esa producción, de esa constitución de la subjetividad en máquina productora de materia social.
Participar e inmiscuirse en la deseabilidad de la lógica capitalística no constituye perpetuidad en la configuración subjetiva. Lo que es necesario comprender e instalar en las prácticas de pensamiento es la posibilidad de configurar una máquina a partir de tal experiencia. Hacer funcionar a la subjetividad como recipiente, como máquina o como una intensidad rugosa que deambule por ambos. Todas las opciones son máquinas.
El manejo de la posibilidad de constituir singularidad es una alianza acordada con la autonomía de la deseabilidad.
Creo que lo antedicho se usa para corroborar las tácticas y tendencias a la universionalización de la subjetividad y también de la deseabilidad.
Lo riesgoso, lo que se presenta como sintomático, se configura en los abismos de la subjetividad que deviene recipiente de los estímulos capitalísticos. Allí, en ese íntimo foro de existencia subjetiva, tiene lugar la constitución de la subjetividad y la deseabilidad distraída.

lunes, 13 de junio de 2011

DISCURSO Y DESEO EN LA LÓGICA CAPITALÍSTICA - LEANDRO TRILLO - FRAGMENTO 19

Fronteras con el deseo.

En el marco de la geografía social que está siendo descrita, se continuará desarrollando la noción de tendencia a la universionalización de la subjetividad.
Se hará referencia al marco histórico en donde este fenómeno se encuentra siendo planteado.
Para ello, inicialmente, me referiré al vínculo que existe entre el fenómeno de la globalización y el de la tendencia a la universionalización en tanto la primera se constituye como condición de aparición de la segunda.
La tendencia a la universionalización de la subjetividad es una fenomenología estrechamente ligada a la globalización. La amplitud del concepto de globalización lo hace permeable a múltiples definiciones e interpretaciones que acatan campos disciplinarios para ellas.
A los fines de las hipótesis desarrolladas en este estudio se dirá que la globalización es un proceso estructural por el cual la subjetividad de los sujetos de cualquier punto del globo tiende a adquirir características similares. Es decir que la subjetividad social adquiere una dimensión de una versión de producción hegemónica que se constituye como similar y similarizante. Se produce la tendencia a la universionalización de la subjetividad. Versiones de la subjetividad replicadas a lo largo y a lo ancho del globo. Estimuladas y constituidas por factores similares, diseñados para universionalizar.
El hábitat, el ámbito del fenómeno de universionalización es la dimensión simbólica y su trasfondo, su matriz de reproducción, es el de la subjetividad consumista de deseos necesáricos, forma subjetiva producida justamente por esa aparición de lo necesárico a través de los procesos sociales descritos a lo largo de este trabajo.
La universionalización de este tipo de subjetividad será definida primeramente como aquel fenómeno similar al de crear máquinas productoras de hegemonía de deseabilidad que se dedican a atraer la capacidad deseante de la singularidad de cada sujeto, creando un ámbito de dominio real y simbólico en donde se depositan y se posan todas aquellas capacidades de deseo vírgenes y potencialmente singularizantes. Se trata de la territorialización del flujo deseante causada por la operación de la máquina social en su condición de poseedora del poder significante.
Básicamente se confunden las operaciones de producción de versiones subjetivas de los sujetos (singularizaciones o subjetivaciones) con la producción maquínica de deseos y de desabilidad, la cual culmina en la actividad de consumo de una especie de deseos prefabricados con materia social cuya producción es cualitativa y cuantitativamente ajena a los sujetos. La deseabilidad necesárica.
Esta operación de la máquina social se constituye en el material en el que se basará la elaboración de pensamiento social y de su correspondiente discurso. Su producción discursiva.
Es importante tener en cuenta este tipo de factores. Se hacen visibles a través del vínculo que los sujetos establecemos con los programas y los fenómenos televisivos de moda, mayoritariamente, así como con toda aquella otra producción más mediática que rige y dirige, en conjunto, la provisión de aquello que será motivo de la fabricación de la materia social.
Me he referido ya a la concepción de mediatización de Walter Benjamín aplicada a estas hipótesis. Recordemos que Benjamín pensaba que el nombre, en la lengua existente, es sólo el terreno en el cual tienen sus raíces sus elementos concretos. Pero los elementos abstractos del lenguaje –como se puede tal vez suponer- tienen sus raíces en la palabra juzgadora, en el juicio. La inmediatez (es decir, la raíz lingüística) de la comunicabilidad de la abstracción está radicada en el veredicto juzgador. Esta inmediatez en la comunicación de la abstracción ha tomado la forma del juicio cuando el hombre abandonó, en la caída, la inmediatez en la comunicación de lo concreto, del nombre, y cayó en el abismo de la mediatización de toda comunicación de la palabra como medio, de la palabra vana: en el abismo de la charla.
La constitución de la operación de universionalización ocurre de manera subrepticia. No es eficaz la dinámica comunicacional, sino que funciona y opera a través de la hipersaturación.
El vínculo que puede establecerse entre las reglas de funcionamiento de la máquina universionalizante y el pensamiento social es de una especie de batalla. Corresponde a una tecnología bélica, pues la hipersaturación y la comunicación referida distraen.
¿A qué distraen? A la capacidad deseante. A la deseabilidad.
Por eso en tiempos en donde la operación de constitución de vínculo y lazo social, como suele llamárselo, es regida por los mecanismos de funcionamiento negativo y por la hipersaturación en beneficio de la producción de tendencia a la universionalización de la subjetividad, es dable pensar que la producción de pensamiento social es débil, o no fuerte.
Poseo la disposición de declarar que es estrecha la relación existente, en la atmósfera social capitalística, entre la tipología de la deseabilidad prefabricada, efímera y obturada por los mecanismos de funcionamiento negativo y por el abrupto y constante bombardeo de lo hiper, y la vivencia de las identidades pret à porter.
La vivencia de caos e inestabilidad identitaria teorizada en el concepto de identidad pret à porter guarda vínculo con la cultura de lo hiper y con sus cadenas de estímulos insoportables para la subjetividad, con la hiperventa y consumo masivo de deseos prefabricados, carentes de la posibilidad del movimiento de algo que va hacia lo otro como hacia lo que le falta a sí mismo, según la composición del deseo de Lyotard.
El deseo, dice este autor, no es más que la fuerza que mantiene juntas a esa presencia y a esa ausencia pero sin confundirlas, además de que el deseo, por indigente, está obligado a ser ingenioso, mientras que sus hallazgos terminan siempre por fracasar.
La lógica capitalística efectúa esa confusión.
Mutación de esta estructura del deseo a través de la fabricación en masa de deseos que se consumen previamente a una vinculación de presencia ausencia.
Hacia ello se dirige el concepto propuesto para pensar esta emergencia. Ese concepto es el de los deseos necesáricos, o, sencillamente lo necesárico.
La vivencia de las identidades pret à porter se sostiene en el irrefrenable flujo de producción de deseo capitalístico por todas las atmósferas sociales.
Se constituye así una arquitectura del deseo que, por inestable y como forma de cadena semiótica de consumo de signos de mercado a nivel global, deviene identidad pret à porter o subjetividad capitalística, más precisamente, lo que denomino la tendencia a la universionalización de la subjetividad.
Queda así planteada la relación que las teorías situadas en este estudio establecen entre deseo, discurso, la subjetividad modelada para la convivencia con lo hiper y la lógica capitalística.
La calle se ha vuelto estentórea. Una de las franquías mínimas que antes gozaba el hombre era el silencio. El derecho a cierta dosis de silencio, anulado. La calle penetra en nuestro rincón privado, lo invade y anega de rumor público. El que quiera meditar, recogerse en sí tiene que habituarse a hacerlo sumergido en el estruendo público, buzo en océano de ruidos colectivos. Materialmente no se deja al hombre estar solo, estar consigo. Quiera o no, tiene que estar con los demás. La gran vía y la plazuela rezuman su alboroto anónimo a través de los muros domésticos, pensó José Ortega y Gasset en un pasaje de El Espectador.
Detrás de ello se encuentra funcionando la distracción como método inmanente de la estructura social actual.
Si bien esta estructura es informe y las figuras se encuentran en constante mutación, pareciera haber un límite, un círculo, amplio desde luego, del cual la insistencia por mutar no puede trascender, viéndose obligada a desarrollarse y a reinventarse bajo una serie de cánones universionalizados y universionalizantes instalados e inmanentes a ese conjunto de círculos, en última instancia limitados.
Lo que se encuentra fuera de ese conjunto de círculos canónicos contiene la dimensión de lo impensable.
Mientras el lazo que relaciona a los mecanismos de funcionamiento negativo, a la tendencia a la universionalización y a la puja singularizante se corresponda con tecnologías bélicas de la subjetividad, será casi imposible acceder a ese dominio de lo irreal aun. Para que algo del ámbito de lo irreal surja y emerja, es decir devenga real, es necesario pensar en términos que contemplen lo irreal y lo impensable. Ese es el modo de llegar a lo impensado. Convertirlo en real sirviéndose, desde luego, de cualquier tipo de lenguaje. No se logra tal acceso, tan aventurada invención social por medio del camino de la universionalización ni por el de la repetición de lo ocurrido hace instantes en los dominios mediáticos ni por medio del uso de la deseabilidad prefabricada.
La retícula, concepto perteneciente a la dimensión inventiva de Foucault, no está destinada a recibir los elementos socio-históricos propios de una época como ajenos a una concatenación de hechos y trazos de una cartografía histórica y eterna, sino que sería más bien una disposición de existentes finitos en la que esos existentes son inmanentes al plano propio de la disposición existencial. Su misma evolución, su mismo devenir. Son él mismo en estado de mutación constante. Similar al estado del universo en expansión, según las teorías que se ocupan de estudiar tal fenomenología.
De esta forma sería posible plantear un debate y una cuestión ontológica, estrictamente de carácter inmanente, pero lejos de ello, es preciso decir que cualquier sociedad es el producto de una incesante y ancestral trama de vinculaciones que corresponden a la dimensión de un plano inmanente que ha ido adoptando necesariamente la mutación como su motivo existencial.
Einstein pensó en Mis Creencias que para los humanos el concepto de sociedad significa la suma total de sus relaciones directas e indirectas con sus contemporáneos y con los integrantes de las generaciones anteriores. El individuo se halla en condiciones de pensar, sentir, luchar y trabajar por sí mismo; sin embargo, en su existencia física, intelectual y emocional depende tanto de la sociedad que resulta imposible pensar en él o comprenderlo fuera del marco de aquélla. La sociedad, prosigue, proporciona al hombre su comida, su vestido, un hogar, las herramientas de trabajo, el lenguaje, las formas de pensamiento y la mayor parte de los contenidos del pensamiento; la vida del hombre se realiza a través del trabajo y de los progresos de muchos millones de personas del pasado y del presente, ocultas tras la simple palabra sociedad.
Por ello las sociedades son constante posibilidad, constante multiplicidad de relaciones más allá de que se las pueda nominar en cuestión de temperaturas frías o calientes o bajo el sistema de dominación o libertad y autonomía. Las sociedades son el caldo de cultivo de la subjetividad. Y lo único que se sabe de la subjetividad es que es auto-poiética. Se recrea.
Por ende, en el plano de inmanencia y en el dominio de la cartografía histórica en donde se sitúan las sociedades, es dable pensar que éstas son planos de posibilidad de existencia subjetiva.
En la actualidad, y atravesado por el plano histórico aludido, el dispositivo social se sirve de una serie de factores con los que cuenta y a los que fue necesario que la misma estructura invente a raíz de la cartografía de su historia, para desarrollar un estilo de vida cotidiana particular. Esa particularidad está construida por la propagación del fenómeno de la universionalización.
Esta propagación se ejecuta en las organizaciones encargadas hoy de socializar a los sujetos.
Los ámbitos son constituidos por los procesos de socialización de los sujetos. Éstos son los procesos a los que se debe el que a los sujetos se los denomine sujetos, pues lo que hace con la masa de carne y expresión desinstitucionalizada que es un niño, por ejemplo, es sujetarlos a la estructura social. Esto ocurre de modo similar a seguir el trazo dejado por una huella. La estructura tiene una especie de agarraderas de las que uno se sujeta porque no hay otra posibilidad más tentadora. No tomarlas hace que un sujeto renuncie a sus sujeciones y devenga lumpen, ciruja, expulsado, loco, etc.
Estos personajes que rehúsan cualquier tipo de transacción con los pilares fundamentales de la estructura, poseen una constitución subjetiva que pareciera situarse por fuera del pensamiento al que la mayoría de los sujetos terminamos amarrándonos. No obstante ello, la autopoiesis sistemática del sistema ha creado imágenes lingüísticas y subjetivas que atraen a estas subjetividades al mundo de los sujetos oficiales: casas de medio camino, manicomios, sistemas y leyes de desmanicomialización, y ha naturalizado mediante una infinidad de mecanismos que operan en la subjetividad social la constitución subjetiva de las figuras referidas. Esto se traduce al idioma social en ocupas, en tomas de propiedades por parte de indigentes (que son quienes están en la línea que divide el afuera -siempre temporario, pues quien sale vuelve a entrar condenado por las organizaciones represoras del deseo- del adentro, ámbito signado por la existencia administrativa en el Estado) en la aparición masiva de ellos y de otras figuras que se presentan con nombres e ideas identificatorias de gran valor en cuestión de materia social. Denotan, en el mejor de los casos, la posibilidad existencial dentro de la cartografía social.

viernes, 10 de junio de 2011

DISCURSO Y DESEO EN LA LÓGICA CAPITALÍSTICA - LEANDRO TRILLO - FRAGMENTO 18

CAPÍTULO 4

APUNTES SOBRE LA TENDENCIA A LA UNIVERSIONALIZACIÓN DE LA SUBJETIVIDAD

Aproximación a la teoría de la tendencia a la universionalización de la subjetividad. Apuntes arqueológicos.

Se han producido una serie de supuestos que funcionan.
Primero: el fenómeno de aquellos ejes conductuales que para los fines de este estudio denominaré universionalización.
La universionalización se refiere a la injerencia de los procesos capitalísticos operados en la diagramación de la fenomenología del deseo. La característica fundamental de este tipo de diagramación se encuentra en el hecho y/o la tendencia a la similarización, puesto que en el contexto global capitalísticamente planteado resulta necesario producir una tipología de deseabilidad desacoplada, incluso materialmente, de la propuesta de la singularidad en el seno de lo deseable.
Denomino entonces tendencia a la universionalización de la subjetividad a esta proliferación de deseabilidad capitalística que opera de manera global, produciendo uni-versiones de las posibilidades pensables de la subjetividad.
Creo estar vivenciando en el nivel de funcionamiento de la sociedad una operación inmanente de universionalización producida sobre la subjetividad de grandes sectores sociales que se replica de manera global.
Los principales agentes que actúan en este proceso constituyen el discurso analizado desde los parámetros anteriormente descritos, como la inobjetable oferta de hipersaturación de la capacidad deseante ejercida, en primera instancia, por los medios de comunicación masivos.
Segundo: la fenomenología constituyente del deseo en la lógica capitalística. Es decir aquella serie de condicionamientos que propician la obturación del deseo en un punto signado por lo capitalístico.
Como factor connivente de ello se presenta el aspecto de materialización, el cual ocurre a través de lo que encasillo en un tercer supuesto.
Tercero: los mecanismos de funcionamiento negativo implicados en condiciones perpetuas de potenciación. El material teórico expuesto manifiesta un simplificado esquema de la teoría de la tendencia a la universionalización de la subjetividad en las inmediaciones de la lógica capitalística, pues se desarrolla un esquema que pretende hacer visible el funcionamiento del deseo, de la deseabilidad, bajo los mecanismos de la operación de universionalización.
Se refiere el análisis al fundamento de la instauración de la lógica capitalística narrado en tres fenómenos acaecidos en la esfera social.
¿Por qué se instaura la lógica capitalística?
Debido a la alianza de los efectos universionalizantes, por la consecuente constitución de la configuración de la deseabilidad distraída y por la instauración en los modelos subjetivos de los sujetos de los mecanismos de funcionamiento negativo.
Es dable considerar la hipótesis de que, como el sistema que se presentó durante años como modelo de la existencia social, que instaló los mecanismos necesarios para la naturalización de su lógica de funcionamiento en cada intersticio social y que constituyó un sistema de logos en episteme, está colapsado, quizás las lógicas identitarias, la dimensión conjuntista que estableció un nombre para cada cosa, que es además irreemplazable por otra distinta, encuentren su grado cero, su finitud, su improductividad irremediable, la conciencia de su mentira, de su existencia únicamente discursiva.
La teoría de fondo es que el sistema de relaciones capitalísticas ha sido instituido finalmente, llevando así a la configuración capitalística de la deseabilidad. El ingreso a una nueva disposición social.
Aflora como necesidad progresiva auto-movilizadora, como vestigio de un deseo inmanente al plano de la existencia de una parte de la masa, la rotura y fisura de la lógica que no ha sido capaz de autonomizar a los sujetos que produjo.
Por otra parte, creo en la generación de una resistencia maquínica que intenta por todos los medios obturar aquella materia que se escapa por las fisuras. Esta resistencia se encuentra organizada en la instauración y el fortalecimiento cada vez más feroz de mecanismos de limitación del flujo deseante. Esos mecanismos, o esa mecánica, han sido desarrollados a lo largo de todo este ensayo. Los mecanismos de limitación del flujo deseante no son más que partes de la misma operación de similarización, la cual no ha producido configuraciones distintas a la de la deseabilidad distraída y a la de la tendencia de la universionalización de la subjetividad.
Insisto en llamar a esta mecánica, constituida básicamente por lo que la estructura de producción capitalística subjetiva no otorgó ni fomentó en los sujetos que produjo durante décadas, mecanismos de fortalecimiento negativo.
Su existencia y operación se da en ámbitos sobre todo relacionados con el funcionamiento institucional de una organización social.
Pongamos por ejemplo la administración pública, como representante material de un sistema institucional, los medios masivos de comunicación como reproductores institucionales y como entes instituyentes asociados a la sobreinformación y a la creación de lo que denomino mantas térmicas socio anímicas.
La sobreabundancia y la hiperestimulación triunfaron sobre la reflexión institucional del sujeto. Por ello se estimula el uso de la subjetividad maquinizada. Ello opera directamente en beneficio de la propagación de la universionalización. Sujetos llenos de aparatos y artefactos móviles que les permiten no salirse en ningún momento de la red capitalísticamente configurada, de la subjetividad del deseo hipersaturado e hiperestimulado, distraído.
El modo de vinculación que emplea el sistema de lógica social capitalístico con los sujetos lleva a una sensación de continua insatisfacción o incompletud subjetiva, pues la subjetividad constituida bajo este esquema genera y reproduce su trama vincular existencial, su matriz subjetiva de acuerdo a intereses que le son ajenos, pues le corresponden al terreno de la producción de deseos prefabricados, deseos producidos en fábricas y no en teatros, al decir de Deleuze.
Estos intereses, guiados por los mecanismos de funcionamiento negativo que se implantan en la subjetividad y en sus productoras, conducen al sujeto a producir su existencia de una manera full time en donde el deseo que se consume con cada esfuerzo y con cada latido creativo es el deseo ajeno, administrativo, prefabricado, el destinado a ser consumido por el deseo de ese tipo de consumidores.
Walter Benjamín pensaba que el deseo y la mediación del lenguaje eran una especie de amantes, lo cual probablemente haya sido cierto hasta que el lenguaje, el tiempo en el que ocurre la expresión del lenguaje (la historicidad, el tiempo actual en el que el lenguaje se vuelve expresión del deseo y esa expresión es y será única en la historia de la eternidad) se mediatizó.
Benjamín cree que la mediatización es aquel proceso por el cual el lenguaje pierde esa propiedad mediatizando a los sujetos a través del lenguaje y no en el lenguaje.
Por ello la instructiva de existencia actual recuerda frecuentemente la sensación de incompletud, lo cual no es otra cosa que un conjunto de palabras gritadas correspondientes a un deseo olvidado, distraído.

miércoles, 8 de junio de 2011

DISCURSO Y DESEO EN LA LÓGICA CAPITALÍSTICA - LEANDRO TRILLO - FRAGMENTO 17

La autonomía. Un esquema referencial.

En este marco analítico, es oportuno rescatar que postular el fenómeno de la tendencia a la universionalización de la subjetividad puede referir, en el campo de las interpretaciones, a una teoría en apariencia paranoica, como construyendo la ilusión de una persecución. La persecución de la similarización. Una historia de ciencia ficción. Pues creo que esa es una inscripción posible pero no creo que sea la conveniente.
La teorización del fenómeno de la tendencia a la universionalización de la subjetividad tiene un esquema externo referencial del cual se sirve para expresar que estamos, probablemente, ante condiciones de producción de subjetividad semejantes a las enunciadas. Ese marco es el del concepto de autonomía. El desarrollo de la autonomía como ideal. Por fuera de estos análisis quedan las posiciones de juicio, las batallas discursivas, los abusos del uso de los juicios diferenciales.
A los fines de estas elaboraciones teóricas se ha centrado la momentánea constelación ideológica en aquello que percibo como menos objeto de debacle en el terreno de la subjetividad y de su producción. La autonomía. Sea parte de una actual práctica social o no, es una concepción que se presta para formular desde tal o cual sitio ideológico una impresión del mundo, una mínima observación de la vida cotidiana, una teoría del funcionamiento social.
Entiéndase autonomía como la capacidad de autoimponerse normas y límites. La conciencia de la represión del deseo en beneficio del bien popular. Coherencia con la democracia (el poder ejercido por un pueblo autónomo).
Aristóteles pensaba que contener la autonomía estaba relacionado con saber gobernar y saber ser gobernado.
Con el fin de alentar el desarrollo de la autonomía es necesario que la sociedad, que es el estado de circunstancias que crea al sujeto, se encargue de que las maquinarias productoras de sujetos sean capaces de producir sujetos autónomos. Es decir que exista la capacidad de las instituciones nucleares de la sociedad de generar autonomía en los sujetos a los que socializa y a los que pasan por ellas. Autonomía como misión y como función de la subjetividad. El desarrollo de la autonomía, por otra parte, tiene una vinculación fundamental con la deseabilidad. A tal punto que no hay autonomía si no hay genuina deseabilidad en tanto atención centrada en la capacidad deseante.
Estimo que la filosofía, en tanto productora de reflexión y hacedora del soporte del producto de aquella reflexión es la herramienta que fortalecerá a la maquina de producir sujetos y las dotara de la capacidad de hacerlos autónomos. Siempre ubicado esto dentro de la maquinaria institucional. Si se sitúa por fuera, desde un panorama macro social, se generan grupos que poseen autonomía y que son castigados y/o marginados por aquellos colectivos sociales que no gozan de ella con una intensidad que les permita salirse de los focos productores de subjetividad mediática.
Subjetividad mediática es aquello que Walter Benjamín intuía como aquella palabra vacía que utiliza al lenguaje como medio y no como contenido. Este es el paradigma del uso del lenguaje, discursivo, que se acerca y se corresponde al tipo de subjetividad mediática, capitalística.
Por otra parte, los elementos que he planteado tales como mecanismos de funcionamiento negativo, distracción y demás no son otra cosa que aquellas tácticas autogeneradas por la subjetividad tendiente a la universionalización que se posan sobre la deseabilidad ejecutando la obturación, promoviendo la proliferación de la distracción.
Mientras ello ocurre se constituye el asalto a la autonomía, pues su territorio es el del deseo. La autonomía no será tal y no puede ser pensada por fuera del territorio del deseo. Sin protagonismo del deseo hecho subjetividad no hay posibilidad de autonomía y existirán así sujetos que encarnan la subjetividad de la universionalización y cuyas cotidianidades girarán en torno a lo que se pueda proyectar en virtud de los efectos circulares de los mecanismos de funcionamiento negativo operantes en la ínter subjetividad y, así, fundantes del esquema social, de su aprendizaje y de la intensidad de su mutación.

lunes, 6 de junio de 2011

DISCURSO Y DESEO EN LA LÓGICA CAPITALÍSTICA - LEANDRO TRILLO - FRAGMENTO 16

CAPÍTULO 3

APUNTES SOBRE LA DISTRACCIÓN.

La distracción. La estimulación fundante.

Se presenta necesario atender algunos interrogantes acerca del fenómeno de la distracción. Por más breve que resulte este interrogatorio, es preciso marcar que su objeto, la distracción, se presenta como estrategia fundante de la maquinaria y, básicamente, de la mecánica capitalística.
La distracción es una operación y que no es algo que tome por sorpresa en esta parte de la historia, la cual pareciera estar llegando al fin de la era de la subjetividad, al igual que alguna vez llegó a su fin el Imperio Romano o la Era Jurásica.
La distracción es una operación a la que varios autores, bajo diversas arquitecturas teóricas, se han referido vastamente. Citemos a Deleuze, Freire, Corea y Lewkowicz, etc.
La distracción es una operación que opera sobre la subjetividad.
El concepto de distracción implica pensar en la subjetividad o en el sujeto que es distraído y en los ámbitos en los que el distraído se distrae y en aquéllos que no habita a causa de estar distraído.
El efecto de la distracción radica en la incertidumbre. Aquél que se encuentra distraído -permanentemente distraído y abrumadoramente distraído, tal como dispone el funcionamiento de la lógica capitalística- se encuentra en una posición de incertidumbre, entendiendo por ello directamente el desconocimiento de la autonomía de su deseabilidad, de sus posibilidades de existencia por fuera de las lógicas que configuran su distracción. Se encuentra sobre todo en una relación de lejanías y borrosas vinculaciones con su deseabilidad. En este punto radica fundamentalmente lo que pretendo esbozar como distracción: las operaciones sociales que mantienen a los sujetos en una relación hipersaturada con su propia deseabilidad.
Primeramente Paulo Freire se manifestó atento ante la pedagogía del oprimido. Posteriormente, Ignacio Lewcowicz y Cristina Corea reformularon esa atención centrándose en la pedagogía del aburrido, y creo que ahora la atención debe posarse sobre la pedagogía del distraído.
A los fines de diseñar un esquema genealógico que permita observar las diversas características contextuales de cada uno de estos sitios históricos diré que Freire describió sus interpretaciones sobre la opresión señalando que la realidad opresora se configura como un mecanismo de absorción. Planteó una subjetividad social que funciona como una fuerza de inmersión de las conciencias.
Tal vez esos mecanismos de absorción sean lo que denomino mecanismos de funcionamiento negativo en la era de la lógica capitalística. Es adecuada la palabra absorción a los fines prácticos de esa mecánica.
Freire creía que uno de los elementos básicos en la mediación opresores-oprimidos es la prescripción. Toda prescripción es la imposición de la opción de una conciencia a otra. De ahí el sentido alienante de las prescripciones que transforman a la conciencia receptora en lo denominado como conciencia “que alberga” la conciencia opresora. Por esto, el comportamiento de los oprimidos es un comportamiento prescripto. Se conforma en base a pautas ajenas a ellos, las pautas de los opresores.
En esta tipología pedagógica, al igual que en las otras, lo que está en cuestión, en intensidades maquínicas pujantes, es el deseo. La deseabilidad en estado puro, en estado de potencia.
En relación a la deseabilidad en la contextualidad de la opresión, pensaba Freire que la misma se vincula con los oprimidos como objetos, como cosas. Como meros receptáculos que carecen de finalidades. Sus finalidades son aquéllas que les prescriben los opresores. Es decir que la deseabilidad es artificial. El consumo de deseos, la deseabilidad es impuesta. La operación de la prescripción en este caso.
Freire explica un mecanismo que percibía que se activaba en la subjetividad social que aunaba o aúna a los oprimidos. Pensaba que sufren una dualidad que se instala en la interioridad de su ser. Descubren que, al no ser libres, no llegan a ser auténticamente. Quieren ser, mas temen ser. Son ellos y al mismo tiempo son el otro yo introyectado en ellos como conciencia opresora. Su lucha se da entre ser ellos mismos o ser duales. Entre expulsar o no al opresor desde “dentro” de sí. Entre desalienarse o mantenerse alienados. Entre seguir prescripciones o tener opciones. Entre ser espectadores o actores. Entre actuar o tener la ilusión de que actúan en la acción de los opresores. Entre decir la palabra o no tener voz, castrados en su poder de crear y recrear, en su poder de transformar el mundo.
Éste es el trágico dilema de los oprimidos, dilema que su pedagogía debe enfrentar.
Por su parte, Lewkowicz y Corea ponen sobre el tapete, y más cerca de este lado del tiempo, la pedagogía del aburrido. Contextualmente, sitúan la configuración de esta pedagogía en la era de la fluidez. La subjetividad informacional desempeña en esta teoría un papel determinante. Se incluye en este desarrollo la lógica capitalística, sus operaciones, sus efectos, sus propuestas de configuración.
Gráficamente estos autores han desarrollado una fecunda obra centrada en la reconstrucción analítica de hechos y prácticas de la cotidianidad, de las cuales teorizan un modo general de configuración de la subjetividad.
Las condiciones de producción de esa configuración las atribuyen a la saturación provocada por la hiperestimulación del medio. Por la extraña mecánica de funcionamiento de la era de la fluidez.
Ver televisión fragmenta, fisura, no por los malos valores, sino por el tedio que produce, fragmenta porque satura, porque todo se vuelve igual, como el zappping, y no se sabe cómo salir de eso. Estar conectado al zapping genera sufrimiento porque todo se vuelve igual, pero al menos eso es una mínima conectividad, es una mínima cohesión ante la dispersión general. Hay una amenaza de superfluidad, de extinguirse, que nos alcanza a todos.
En condiciones de fluidez nada deja marca, todo se siente pero no hay capacidad de intelección. La saturación sería la experiencia de un sensorio totalmente saturado, pero a una velocidad tal que la conciencia no puede percibir de qué se trata. La experiencia del aburrimiento, de la superfluidad, de la saturación sería, entonces, la experiencia de un medio que no anuda, no conecta, que no traza, que no deja huella.
Frente a un sensorio muy saturado la subjetividad resulta monocorde, aburrida. Pero este tipo de aburrimiento no es un aburrimiento por represión, sino por desolación, aclaran Lewkowicz y Corea, tal vez marcando la nueva formalidad que el devenir ha implantado en la cuestión de las pedagogías como formas de configuración de la subjetividad social.
¿En qué consiste la era de la fluidez?, se preguntan.
La era de la fluidez es la era en que el modo de dominación ya no es estatal, ya no es el disciplinamiento, ya no es el sometimiento de unos cuerpos a unos lugares a través de la vigilancia y el castigo, sino que la dominación se da a través del capital financiero.
La dominación es a través de los flujos. La fluidez es la era en que domina la virtualidad del capital financiero; los Estados ya no son soberanos, sino que se disuelven en la liquidez del capital. Y el capital va a donde la oferta sea más tentadora; no funciona según valores, principios, ideales o ideología, sino según el principio de máximo valor. Bajo este fluir del capital somos arrastrados. Si en tiempos de solidez, si en tiempos estatales, se sufre por sujeción, por opresión, por encierro, en la era de la fluidez se sufre por dispersión.
Si algo hacen los flujos de información, es disolverlo todo”.
Las implicancias de esta fenomenología de la subjetividad social, el campo de producción de ello emerge como discurso. Como uso del discurso plagado de juicios diferenciales que no se enmarcan en códigos generales sino en la distracción como trasfondo de sostén de ese discurso. Apuntan estos autores que la operación predominante es la de la opinión, la de la palabra superflua. El discurso superfluo.
Señalan Corea y Lewkowicz que si todo fluye y el capital fundamentalmente destituye, barre el sentido, también a la palabra le cabe esta experiencia de la superfluidad. La palabra tiene sentido cuando los contextos de intercambio verbal, cuando los referentes aludidos por la palabra, tienen alguna permanencia. Si los referentes y los contextos mutan permanentemente, la palabra deviene superflua también. Eso es lo que se conoce con el nombre de opinión.
La opinión es una palabra de enunciación superflua, es una palabra que no tiene ningún efecto sobre otra, es una palabra que no refiere nada, sin efecto ni sobre el locutor ni sobre el otro. Ese discurso tiene casi estatuto de sonido: son palabras que no anudan, que no significan, que no constituyen, que se dicen por el mero hecho de hacer ruido, pero no son palabras ancladas en ninguna práctica, en ninguna situación.
Esta experiencia de la superfluidad de la palabra, de una palabra que no produce nada en quien la dice ni en quien la recibe, esta experiencia es propia del sufrimiento contemporáneo.
En relación a la experiencia que constituye cotidianamente a la subjetividad en el medio del tedio y del aburrimiento, los autores sostienen que lo más radical en todo esto es lo más obvio: no miro un programa, miro la tele, veo zapping, es decir, una serie infinita de imágenes que se sustituyen unas a otras sin resto ante mis ojos.
Ninguna de estas operaciones produce ni requiere la memoria, puesto que ninguno de los estímulos que se suceden en pura actualidad requiere el anterior para a ser decodificado.
Por otra parte, la concentración, elemento esencial de la subjetividad pedagógica, no es de ningún modo requisito del discurso mediático.
En lo referido al discurso mediático, expresan que requiere exterioridad y descentramiento: recibo información que no llego a interiorizar –la prueba es que al minuto de haber hecho zapping no recuerdo lo que vi– y debo estar sometido a la mayor diversidad de estímulos posibles: visuales, auditivos, táctiles, gustativos”.
“Todo huele, todo suena, todo brilla, todo, todo significa. Nuestras prácticas cotidianas están saturadas de estímulos; entonces la desatención o la desconexión son modos de relación con esas prácticas o esos discursos sobresaturados de estímulos. Así, la desatención (o la desconcentración), por consiguiente, es un efecto de la hiperestimulación: no hay sentido que quede libre, no tengo más atención que prestar. En la subjetividad contemporánea predomina la percepción sobre la conciencia”.
Señalan, por último, que el dispositivo pedagógico logra que la conciencia ejerza hegemonía sobre la percepción; y para eso el sistema perceptivo tiene que ser doblegado: cuanto más se reducen los estímulos, más eficaz resulta el funcionamiento de la razón. En cambio, en la percepción contemporánea la conciencia no llega a constituirse: la velocidad de los estímulos hace que el precepto no tenga el tiempo necesario para alojarse en la conciencia. Es decir que la subjetividad informacional se constituye a expensas de la conciencia”.
Como nueva situación del devenir de los sistemas descritos, haré hincapié en la pedagogía de la distracción. Aunque haya que llamarla quizás también la subjetividad, la deseabilidad distraída.
Uno de los inconvenientes que tiñe de siniestro el panorama radica en la dificultad que implica para el distraído concientizarse sobre la operación de la distracción a la cual asiste y retroalimenta. Pues la experiencia de la vida cotidiana pareciera estar diseñada para que ese encuentro no se produzca de buenas a primeras.
Para ello operan, entre otros sistemas, los mecanismos de funcionamiento negativo.
Centrémonos ahora en el análisis del tipo de lógica capitalística, el cual supone necesario el fomento de la distracción de la subjetividad.
Resta quizás enunciar que, desde la óptica interpretativa de estos esquemas, se ve a este fenómeno como condición constituyente del sistema de la lógica capitalística, en tanto lógica instituida alrededor de la deseabilidad.
La distracción es miembro de una alianza de estímulos procedentes de todos los lugares de donde puedan provenir.
La distracción se encuentra referida en este marco teórico a la fenomenología del deseo y enmarcada en la situación saturadora referida por Lewkowicz y Corea. Lo que se distrae es la deseabilidad.
En la lógica capitalística es necesario que ésta sea distraída por las máquinas de conversión necesáricas. Es necesario que se vea direccionada hacia miles y miles de lugares y nortes en breves lapsos. Ésa es la forma en la que la deseabilidad fluye, vive, produce deseos y muere en la lógica capitalística. Ésa es por consiguiente la subjetividad que la deseabilidad saturada produce en estas inmediaciones disposicionales.
Anteriormente fue relatada la función de la fenomenología publicitaria y su relación con la capacidad deseante en dispositivos sociales como el que nos ocupa.
Recordemos que la etimología del término publicidad proviene de advetere, que contiene la idea de enfocar la mente hacia. Esa direccionalidad, ese hacia en la inmersión de la subjetividad en lo capitalístico, se presenta sobre la base de la hipersaturación e hiperestimulación de la deseabilidad, lo cual contribuye a la configuración de la subjetividad capitalística y, principalmente, a la configuración de la subjetividad cuya deseabilidad se encuentra en estado de distracción.
Las configuraciones subjetivas a las que este estudio atiende giran, se realizan y se constituyen alrededor de este tipo de fenomenología deseante a la que estoy haciendo alusión.
La distracción se desarrolla, entonces, bajo la operación capitalística sobre la deseabilidad.
El conjunto teórico sobre el que este estudio está siendo basado está sostenido sobre una serie de conceptos a raíz de los cuales se sustenta el desarrollo conceptual. Uno de esos conceptos es precisamente lo referido al deseo. La deseabilidad.
Ya he enunciado que el capitalismo, en su época de auge, operó incansablemente sobre la dimensión del deseo de los sujetos, de las sociedades. De la misma manera diré, pues, que la hipótesis es la misma, entre algunas modificaciones en las lecturas, para lo capitalístico.
Fijarse, si no, en la concepción de lo necesárico. Este concepto, a grandes rasgos, no es otra cosa que la descripción de la operación del discurso y de la contextualidad de la subjetividad sobre el deseo o, si se prefiere, sobre la capacidad deseante de la subjetividad. La deseabilidad.
Estableceré ahora la relación configuracional, la alianza subjetiva entre deseo y distracción en el mundo social capitalístico. Además de ello es necesario plantear que la deseabilidad distraída responde a la dimensión convencional de la sociedad. Valga decir de toda sociedad. Pero en el contexto capitalístico de producción subjetiva, ello responde más a la dimensión saturada y/o saturadora de lo deseante, que a lo convencional.
Sin saturación y estimulación prescriptas, haciendo literal alusión al significado del concepto de Freire, no hay deseo distraído con las intensidades que el modelo de producción de subjetividad capitalística produce.
En la estructuración del deseo distraído, de voluntad obesa, reside el primer paso hacia la tendencia a la universionalización de la subjetividad.
De ello se deduce una segunda relación entre factores. Me refiero a la relación entre deseo y subjetividad. Tal vez no sea a la inversa. O quizás no lo sea a los fines de este estudio.
Lo capitalístico se refiere a la tendencia a la universionalización de la subjetividad, en tanto el deseo, la deseabilidad se encuentre encarcelada en un mundo de percepción social similar a un establecimiento de reclutamiento. Sólo que las rejas y las barreras que privan de la autonomía no son hechas de hierro. En la dimensión capitalística las barreras están hechas de signos, de comerciales, de repeticiones, de multiplicaciones, de cadenas de estímulos operando de manera eficaz inagotable y perpetuamente.
La tercera fase de operación de distracción de la deseabilidad la constituye la mecánica de convertir a ese deseo distraído, obeso, en necesárico para la subjetividad. Con ello se completa la procesión capitalística de la deseabilidad. Con ello se presenta, deviene, la tendencia a la universionalización de la subjetividad.

viernes, 3 de junio de 2011

DISCURSO Y DESEO EN LA LÓGICA CAPITALÍSTICA - LEANDRO TRILLO - FRAGMENTO 15

El deseo como objeto en la lógica capitalística.

Entiéndeme: natural es lo que pertenece al instinto; y lo que se parece en todo al instinto sin pertenecer a él, es el hábito.

Fernando Pessoa, El banquero anarquista.

Sostendré que en lo que refiere a la autonomía del deseo se encuentra el punto, o uno de los ejes centrales del marco teórico de los postulados que están siendo tratados en este trabajo.
Lyotard, en ¿Por qué filosofar?, insistía en presentar al deseo como lo que no pone en relación una causa y un efecto, sean cuales fueren, sino que es el movimiento de algo que va hacia lo otro como hacia lo que le falta a sí mismo. Eso quiere decir, continúa Lyotard, que lo otro está presente en quien desea, y lo está en forma de ausencia.
Agrega que lo esencial del deseo estriba en la estructura que combina la presencia y la ausencia. La combinación es accidental: existe el deseo en la medida que lo presente está ausente a sí mismo, o lo ausente presente. De hecho algo que está ahí no está y el deseo está provocado, establecido por la ausencia de la presencia, o a la inversa; quiere estar, quiere coincidir consigo mismo, realizarse, y el deseo no es más que esta fuerza que mantiene juntas, sin confundirlas, la presencia y la ausencia.
En Nostalgia del presente, Jorge Luis Borges, escribe:

En aquel preciso momento el hombre se dijo:
Qué no daría yo por la dicha
de estar a tu lado en Islandia
bajo el gran día inmóvil
y de compartir el ahora
como se comparte la música
o el sabor de una fruta.
En aquel preciso momento
el hombre estaba junto a ella en Islandia.

Esta obra, en relación a la visión que establece Lyotard sobre el deseo, puede manifestar algunas cosas. En la frase "que no daría yo por la dicha de estar a tu lado en Islandia..." se hace visible la sintomatología de la aceleración, de la hipersaturación capitalística. Porque en el momento en el que el sujeto desea estar con ella en Islandia se encuentra precisamente junto a ella en Islandia.
Esta situación pone en jaque, pareciera, a lo que ocurre en la definición de deseo de Lyotard. La intensidad que uniría en este caso a la presencia y a la ausencia se encuentra colapsada, o nula. La deseabilidad se manifiesta loca, casi muerta. Se encuentra exacerbadamente, en este ejemplo poético, afectada por la lógica capitalística, por la vivencia de lo necesárico en su punto más intenso.
Plantear algunas sugerencias a los postulados de Lyotard es viable. Pues lo ausente en el deseo entendido desde la óptica de Lyotard es el dispositivo de lógica capitalística en el cual se funde la necesidad con el deseo (lo ausente con lo presente), producto de las disposiciones hiperestimuladoras, dando lugar a lo que se postuló como deseo necesárico.
La relación de mutua constitución en base a esa presencia-ausencia constituye una configuración subjetiva carente de la mecánica hiperestimulatoria e hipersaturadora. Por eso se creía tan identificable y definible al deseo.
La configuración en la que el deseo se presenta mediante la producción de lógica y subjetividad capitalística es diferenciable de lo intuido por Lyotard. Por esa razón apelo a la configuración necesárica, pues el contexto global es imposible de ser ignorado en aquello atinente a la constitución de subjetividad. Mucho más si hablamos del dispositivo capitalístico al que ya me he referido y de cuyas reglas y bases de funcionamiento, en forma general, me he ocupado.
A diferencia de Berardi Bifo en La fábrica de la infelicidad, ésta última, tal como el mencionado autor menciona a esa vivencia o sensación a la que se denomina generalmente infelicidad, se genera a partir del cercamiento del deseo. Haciendo uso de la lógica capitalística, el deseo se encuentra cercado por la disposición u obligación de prestar continua atención (lo cual deviene hábito) a lo inmediato. Al estímulo presente. Y al próximo. Así, conformando una cadena. De signos necesáricos.
Ello, esa obligación a la cual se reduce y subsume la atención, podría configurarse como el disparador, causa quizás de que los proyectos de vida (entiéndase proyecciones de habitabilidad en el mundo) se encuentren fundados sobre la inmediatez, la vacuidad, la mediatización, la tendencia a la universionalización en última instancia. Por ello la coherencia de lo capitalístico con el acto de consumo de lo inmediato. Nada se presenta como más inmediato para ser consumido que un bien hiperofrecido a través de los mecanismos del proceso capitalístico.
Desde este punto de vista considero entonces oportuno manifestar que la autonomía del deseo es la configuración subjetiva que se presenta como contestataria al fenómeno de la distracción, a la maquinaria de conversión necesárica.

miércoles, 1 de junio de 2011

DISCURSO Y DESEO EN LA LÓGICA CAPITALÍSTICA - LEANDRO TRILLO - FRAGMENTO 14

Modelo capitalístico de configuración de la subjetividad.

El modelo de constitución subjetiva que se viene planteando como existente crea, principalmente, sujetos maquinizados, los cuales poseen un mapa genético de su capacidad deseante propicio para desarrollar sus vivencias en el territorio de lo necesárico, de la distracción del deseo y, por ello, en el sendero de la tendencia a la universionalización de la subjetividad. Uno de los más interesantes ámbitos de observación se encuentra en el cuerpo. Otro, como ya ha sido esbozado, en la dimensión del discurso.
En ellos se posa todo aquello que se corresponde con la lógica necesárica y capitalística. La sed es necesárica. El concepto de necesárico le da significado a aquellas tentaciones del mundo social implantadas en la subjetividad y en la dimensión de la capacidad deseante que corresponden preferentemente al deseo artificial antes que a la necesidad psicológicamente entendida. Pero debido al modo en el que se introducen en la subjetividad, en el cuerpo, a través de la mediatización de los deseos y de las necesidades y la hiper-estimulación, se convierten repentinamente e inconcientemente en deseos necesáricos. Este estado actual de la figura de los deseos porta una importante intensidad ante la carencia. Fuerte ansiedad.
La naturaleza resulta insuficiente, no alcanza para saciar esa sed necesárica. Un ejemplo llamativo ocurre con la gente que vacaciona o pasa pedazos de tiempo en espacios desconectados y alejados de la civilización, de la saturación sensorial. La tranquilidad y la desconexión producen carencia necesarística, un cese no absoluto de la hiper-estimulación que produce aburrimiento. Pone en jaque al acostumbramiento de la consumición necesárica. En esa situación hipotética confrontan modalidades subjetivas, acostumbramientos, vivencias de intensidades diametralmente opuestas.
Se desarrollan aperturas perceptuales que se refieren a poder pensar en diversas y mutadas intensidades en los procesos de detectar necesidades y deseos y que crean algo que, sin ser cada uno de los mencionados deseo y necesidad por separado, es aquello constituido y/o fabricado por ambos. La lógica capitalística abrió la posibilidad de pensar este amalgamamiento artificial de la constitución de la subjetividad y de la conducta.
Ahora bien, es necesario en algún punto remitir o situar este fenómeno en diversos sectores sociales, debido a que la estructura capitalística está basada en la marcación constante de las diferencias entre clases sociales. Esa es la intuición de Marx a la que no siempre es conveniente utilizar para tildar de ideología y nada más.
¿Qué tipo de relaciones sociales ligadas a este sistema ocurren en sectores comúnmente llamados marginales?
En forma de paréntesis se dirá, y refiriéndome a la figura conceptual de la tendencia a la universionalización de la subjetividad, que la expresión “sectores marginales de la sociedad” es una expresión funcional a la lógica capitalística. Por eso uno de sus fundamentos es marcar y acrecentar las diferencias, sobre las que luego, como difícilmente pueda ser de otra manera, se posará a trabajar el discurso, generalmente a través de la herramienta de los juicios diferenciales.
El discurso, así planteado, no nombrará otra cosa que lo que la lógica en la cual encuentra su configuración le permite.
La concepción de progreso entendida en el contexto capitalístico está signada, de acuerdo a sus efectos de funcionamiento, por acrecentar la diferencia de clases. Lo que resulta ciertamente más complicado de entender es que aun siendo portadores o actores cualesquiera de ese esquema de referencia, nadie deja de pertenecer a la producción tendiente a la universionalización de la subjetividad.
Retomando aquello que posiblemente ocurra en esos sectores (todos los sectores de la sociedad son sectores marginados con respecto a los demás. La marginalidad de los sectores es una trampa del glosario lingüístico de las relaciones sociales capitalísticas), es oportuno mencionar que todos los miembros de cada sector (llamémosles marginados no sin olvidar el engaño lingüístico) se encuentran bajo los esquemas de funcionamiento de esta lógica. Varían las formas, ligadas siempre a la posibilidad real de consumo de deseos pre-fabricados y al poder ejercido por las estrategias de hipersaturación de la experiencia. De lo que ningún sector se mantiene ajeno es de la experiencia de saturación, más allá de su capacidad de consumo.
Lo escrito hasta aquí es dable de ser analizado desde una lectura referenciada en la fenomenología del mundo burgués. A pesar de ello, y por vagas diferencias de aplicación de la lógica capitalística, todos los conjuntos sociales formamos parte de un macro conjunto social. Hacemos al mismo sistema. Quizás plantear eventuales divisiones, o la lucha de las clases como motor de la historia, sea algo relacionado a los vencedores y vencidos del sistema social capitalista.
Eduardo Gruner sugirió que constituye una dificultad inusitada interpretar la sociedad por fuera de ciertos esquemas de interpretación instituidos. Se refiere a Niestzche, a Freud y a Marx. Esos esquemas hicieron algo más que instituirse. En todo caso realizaron una institución fusional que resulta extremadamente dificultoso sacar del juego social de instituido-instituyente. Ésta resulta una problemática, más que teórica, de paradigmas de pensamiento. Sin embargo no es ella el objetivo a abordar en este estudio.