Hola. Voltaire señalaba a quienes andaban por las mismas tierras que él , que la virtud tiene que ser ejercida por amor y no por miedo (Ver Fraude, en su Diccionario Filosófico).
Bien venidos a Tintas y Trazos.


Leandro Trillo.


viernes, 17 de junio de 2011

DISCURSO Y DESEO EN LA LÓGICA CAPITALÍSTICA - LEANDRO TRILLO - FRAGMENTO 21

BREVE NOTA FINAL.

A modo siquiera de algo que se asemeje a una conclusión o a una serie de ellas, podría plantear acaso una serie de reflejos intermitentes que, íntimamente, quieran parecer cosa alguna concluida.
Primeramente quiero referirme a los aspectos de ruptura que pudieran haber sido planteados en este ensayo.
¿Por qué?
Porque ése es el desafío más grande, el mensaje al que tal vez se reduce toda esta serie de elaboraciones teóricas referidas a la lógica capitalística, a su tipología de discursos, de deseabilidades.
En la dimensión de la tendencia a la universionalización de la subjetividad deseo rescatar el o los puntos de ruptura por la razón de que constituyen la singularidad de la deseabilidad. Sólo por ello.
La intención es construir un faro en un punto cualquiera. Lo mismo es que emprenda esa construcción aquí o allá.
¿Qué es un punto de ruptura?
Pues creo que la construcción de un faro en cualquier parte. Eso es deseo y discurso en la lógica capitalística. Una interpretación que pretende.
¿Qué más se puede hacer?
Ni en contra ni a favor de la universionalización ni de la lógica capitalística. En ellas. La práctica de la singularidad de la deseabilidad en ellas.
He dicho que uno de los factores operacionales fundamentales de la producción subjetivo-social en lo capitalístico es la distracción, basándome, por si no hubiera sido claramente expresado, en la observación del funcionamiento de los productos de multiplicación. Tanto los que están hechos de carne humana como los electrónicos, virtuales, y el usufructo que de ellos se hace.
La distracción es una condición necesaria para que tenga lugar en la construcción de la subjetividad social la tendencia a la universionalización. Es necesaria porque configura la situación propicia que deja y establece al deseo como manipulable a través de la prefabricación de deseabilidad, como tierra cuya fertilidad propiciará el nacimiento de lo necesárico en el seno del deseo.
No es la distracción un mal. Tampoco creo que sea un bien. El planteo lo manifiesta como una condición, como una disposición de algo que resulta casi imposible de definir pero que, a los fines de nombrar aquello innombrable, es conocido como sistema.
La distracción, entonces, como ámbito de síntesis de aquello que conforman la deseabilidad, lo híper, lo necesárico, lo capitalístico, la máquina universionalizante.
La distracción, dimensión originaria de mecanismos de funcionamiento negativo.
La distracción es una nueva configuración social que se coloca junto, si no por encima, a la opresión y al aburrimiento. Es la condición, como referí anteriormente, necesaria para la producción del dispositivo capitalístico. Opera, fundamentalmente, sobre el deseo, o la deseabilidad, o la capacidad deseante. La intención de los tres términos, confieso ahora al lector, es nombrar la misma cosa.
En los tres casos mencionados -opresión, aburrimiento y distracción- se encuentra como denominador común, como lo que los tres tipos de configuración comparten: la deseabilidad.
Por eso la insistencia en discurso y deseo.
El discurso subjetivamente distraído pone de manifiesto el estado del deseo, al igual que ocurre con el discurso del oprimido y del aburrido. Pues el deseo y el discurso son como los objetos de los que se sirve una metáfora para expresar algo. La expresión de hiancia.

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