Hola. Voltaire señalaba a quienes andaban por las mismas tierras que él , que la virtud tiene que ser ejercida por amor y no por miedo (Ver Fraude, en su Diccionario Filosófico).
Bien venidos a Tintas y Trazos.


Leandro Trillo.


viernes, 3 de junio de 2011

DISCURSO Y DESEO EN LA LÓGICA CAPITALÍSTICA - LEANDRO TRILLO - FRAGMENTO 15

El deseo como objeto en la lógica capitalística.

Entiéndeme: natural es lo que pertenece al instinto; y lo que se parece en todo al instinto sin pertenecer a él, es el hábito.

Fernando Pessoa, El banquero anarquista.

Sostendré que en lo que refiere a la autonomía del deseo se encuentra el punto, o uno de los ejes centrales del marco teórico de los postulados que están siendo tratados en este trabajo.
Lyotard, en ¿Por qué filosofar?, insistía en presentar al deseo como lo que no pone en relación una causa y un efecto, sean cuales fueren, sino que es el movimiento de algo que va hacia lo otro como hacia lo que le falta a sí mismo. Eso quiere decir, continúa Lyotard, que lo otro está presente en quien desea, y lo está en forma de ausencia.
Agrega que lo esencial del deseo estriba en la estructura que combina la presencia y la ausencia. La combinación es accidental: existe el deseo en la medida que lo presente está ausente a sí mismo, o lo ausente presente. De hecho algo que está ahí no está y el deseo está provocado, establecido por la ausencia de la presencia, o a la inversa; quiere estar, quiere coincidir consigo mismo, realizarse, y el deseo no es más que esta fuerza que mantiene juntas, sin confundirlas, la presencia y la ausencia.
En Nostalgia del presente, Jorge Luis Borges, escribe:

En aquel preciso momento el hombre se dijo:
Qué no daría yo por la dicha
de estar a tu lado en Islandia
bajo el gran día inmóvil
y de compartir el ahora
como se comparte la música
o el sabor de una fruta.
En aquel preciso momento
el hombre estaba junto a ella en Islandia.

Esta obra, en relación a la visión que establece Lyotard sobre el deseo, puede manifestar algunas cosas. En la frase "que no daría yo por la dicha de estar a tu lado en Islandia..." se hace visible la sintomatología de la aceleración, de la hipersaturación capitalística. Porque en el momento en el que el sujeto desea estar con ella en Islandia se encuentra precisamente junto a ella en Islandia.
Esta situación pone en jaque, pareciera, a lo que ocurre en la definición de deseo de Lyotard. La intensidad que uniría en este caso a la presencia y a la ausencia se encuentra colapsada, o nula. La deseabilidad se manifiesta loca, casi muerta. Se encuentra exacerbadamente, en este ejemplo poético, afectada por la lógica capitalística, por la vivencia de lo necesárico en su punto más intenso.
Plantear algunas sugerencias a los postulados de Lyotard es viable. Pues lo ausente en el deseo entendido desde la óptica de Lyotard es el dispositivo de lógica capitalística en el cual se funde la necesidad con el deseo (lo ausente con lo presente), producto de las disposiciones hiperestimuladoras, dando lugar a lo que se postuló como deseo necesárico.
La relación de mutua constitución en base a esa presencia-ausencia constituye una configuración subjetiva carente de la mecánica hiperestimulatoria e hipersaturadora. Por eso se creía tan identificable y definible al deseo.
La configuración en la que el deseo se presenta mediante la producción de lógica y subjetividad capitalística es diferenciable de lo intuido por Lyotard. Por esa razón apelo a la configuración necesárica, pues el contexto global es imposible de ser ignorado en aquello atinente a la constitución de subjetividad. Mucho más si hablamos del dispositivo capitalístico al que ya me he referido y de cuyas reglas y bases de funcionamiento, en forma general, me he ocupado.
A diferencia de Berardi Bifo en La fábrica de la infelicidad, ésta última, tal como el mencionado autor menciona a esa vivencia o sensación a la que se denomina generalmente infelicidad, se genera a partir del cercamiento del deseo. Haciendo uso de la lógica capitalística, el deseo se encuentra cercado por la disposición u obligación de prestar continua atención (lo cual deviene hábito) a lo inmediato. Al estímulo presente. Y al próximo. Así, conformando una cadena. De signos necesáricos.
Ello, esa obligación a la cual se reduce y subsume la atención, podría configurarse como el disparador, causa quizás de que los proyectos de vida (entiéndase proyecciones de habitabilidad en el mundo) se encuentren fundados sobre la inmediatez, la vacuidad, la mediatización, la tendencia a la universionalización en última instancia. Por ello la coherencia de lo capitalístico con el acto de consumo de lo inmediato. Nada se presenta como más inmediato para ser consumido que un bien hiperofrecido a través de los mecanismos del proceso capitalístico.
Desde este punto de vista considero entonces oportuno manifestar que la autonomía del deseo es la configuración subjetiva que se presenta como contestataria al fenómeno de la distracción, a la maquinaria de conversión necesárica.

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