Hola. Voltaire señalaba a quienes andaban por las mismas tierras que él , que la virtud tiene que ser ejercida por amor y no por miedo (Ver Fraude, en su Diccionario Filosófico).
Bien venidos a Tintas y Trazos.


Leandro Trillo.


miércoles, 5 de enero de 2011

LA ÉTICA DEL RESENTIDO (FRAGMENTO 4 - LEANDRO TRILLO)

PORQUE SÍ


Con frecuencia solía preguntarme cuando era más joven que ahora, y más inocente, acerca de la relación entre las ciudades y los parques. Quería saber por qué algunos parques venían a la ciudad y por qué algunos no. Trataba de establecer cómo funciona una ciudad rodeada y poblada de parques, de circos, de ilusiones, de simulacros, de máquinas que fomentan risotadas y vértigos y cómo funciona aquella ciudad que no tiene eso. Los payasos visten trajes, camisas, remeras y llevan todos una mueca indescifrable. Ni aquí ni allá. Ni de la alegría ni de la no alegría. Las pelotas son pesadas, los malabares entristecen a los malabaristas en tanto los deban hacer para subsistir. Eso se ve en esta tierra. Las ciudades y el deseo se llevarían en verdad bien. O podrían llevarse mejor. ¿Cuáles son los deseos para consumir que ofrecen las ciudades a sus sujetos? Si yo supiera cuales son sabría mucho de la profundidad que no ha sido buceada, de la oscuridad y de los subsuelos de esa sociedad.
Más allá de todo, Leo es un sujeto que ha producido productos artísticos en esta ciudad. Ese es el punto. La diferencia entre un taller y un apoyo a la actividad cultural radica en que uno produce valiosas exposiciones. Lo otro lanza productos a la eternidad. Discos, libros, cuadernos de fotos. Tal vez nos estemos privando de pasar a la eternidad como pueblo pequeño, como ciudad pequeña. Quizás en veinte millones de años, cuando las catástrofes que nos azotan hoy sean otras, pudiera el hombre del futuro encontrar un resto de lo que produjo este insignificante pueblo de la misma manera en la que hoy se encuentran productos regionales del australopitecus. Nada ha quedado de sus exposiciones. Han llegado a nosotros sus productos, aquello que han sido capaces de producir.
Uno puede ser definido de la manera siguiente:
“Yo soy aquello de lo que soy capaz”.
Claro que habrá gente a la que no le convendrá ser definida de esa manera. Sobre todo a quienes creen que a través de organigramas políticos tienen a cargo el desarrollo cultural de una región. Tal vez de muchos otros aspectos políticos también pero no me interesa referirme a ellos, pues no me interesan y no creo en ellos ni en su utilidad que ha demostrado únicamente servir para generar la muerte a los deseos y a las pasiones humanas. Solo creo en el arte y en los abrazos que es capaz de generar, en los refugios que es capaz de producir, en la afirmación con la que dotará a la gente para que pueda decir “yo soy aquello de lo que soy capaz”. Eso es en lo que creo y por eso escribo esta inmundicia. No quisiera estar escribiendo esto. No tolero el hecho de que me toque estar viviendo aquí.
No me gusta mi tiempo, no me siento cómodo y no quisiera estar vivo aquí. Rodeado de tantos imbéciles que ni siquiera me consuela saber que también estoy rodeado por algunos pocos tipos que no son del todo imbéciles. El director de administración de esa maldita oficina, acaso el tipo más imbécil de todos, Luís, ese alumno alcahuete y detestable, yo mismo y la lista es interminable. En cambio la otra no. Es mucho más escueta y pareciera que es cada vez más exclusiva. No me hallo aquí. La sensación es similar a sentir que no hay humanidad en estos lugares. Preferiría el descontrol y la anarquía pues estar vivo y dedicarle todo el tiempo a tratar de sobrevivir corriendo el riesgo de no lograrlo convierte en inútiles a los fines para los que ha sido creada la sociedad. Leo. ¿Cómo ostias todavía no posee una guitarra? ¿De qué, de qué estamos hablando?

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