Hola. Voltaire señalaba a quienes andaban por las mismas tierras que él , que la virtud tiene que ser ejercida por amor y no por miedo (Ver Fraude, en su Diccionario Filosófico).
Bien venidos a Tintas y Trazos.


Leandro Trillo.


miércoles, 2 de febrero de 2011

LA ÉTICA DEL RESENTIDO (FRAGMENTO 16 - LEANDRO TRILLO)

PSICOLOGICISMO


Durante algunos años estuve saliendo con una señora un poco mayor que yo y no faltaron situaciones en las que fue necesario explicarle a esta señora con cabeza de adolescente insoportable algunas cosas que yo comencé por ese tiempo a intuir que todo aquel que me rodeara debería saber para poder evitar así la mayor cantidad de momentos de distracción innecesaria que se pudiera.
Mi padre acababa de tener un infarto. Conviví varios días con las fantasías de la muerte sobre mi cabeza. Ella viajó en esa misma fecha por quince días a culminar una serie de compromisos de estudio que tenía. Creo que estudiaba algo relacionado a la contabilidad. Se fue a cumplir con sus obligaciones formales. Insoportablemente me llamaba y preguntaba de manera liviana cómo andaba todo. Me decía, generándome molestia, que me notaba triste y distante con ella. Me confesó que tenia la sensación de que me había acompañado mal o de que no me había acompañado directamente. Le dije que en verdad me había afectado lo que había sucedido a raíz de su partida. Que se valla, que me haya dejado solo no me había afectado, pues es cierto que ella, como nadie, tenía ninguna obligación de quedarse conmigo. Creo que si la situación hubiera sido inversa yo me hubiera ido sin dudarlo y sin escuchar reproche alguno. Sin embargo a raíz de eso me di cuenta de que es verdaderamente doloroso que el otro no satisfaga los deseos que a uno lo encandilan. Le explique acerca de eso y le dije que en verdad no estaba enojado ni distante ni ofendido. No creo haberle dicho nada de eso. Pero sí me tome el trabajo de explicarle que estaba imbuido por una tristeza referida al hecho. Me indicaba esa tristeza que no era el hecho lo que me angustiaba sino que lo que me mantenía insoportablemente sensibilizado era haberme enterado de que la voluntad de satisfacción imaginaria no tiene efectos reales. No existe ese tipo de magia. Por lo tanto es inevitable el surgimiento del poder pues todo lo que uno hace en su vida social, demasiado ficticia, pareciera que no es más que transformar en práctica o atraer hacia lo real, hacia lo opuesto de la posibilidad de la magia, esa voluntad ególatra, onanista. Convertir eso imaginario en voluntad práctica es el objetivo que renace día a día a costa de una imposibilidad, de una insatisfacción. Por consiguiente desde siempre he notado que la sociedad consiste en la manipulación, un poco a sabiendas y un poco no, de los medios existentes y manipulables para que ese deseo se vea satisfecho de alguna manera. Le explique que ese conocimiento de las disposiciones universales me conmovió incluso en el cuerpo. Un aprendizaje, una perplejidad que me invade el cuerpo y de la que no pude deshacerme desde entonces. Poco después terminamos y no fue un dolor demasiado distinto a cualquier otro. Al menos para mí.

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