Hola. Voltaire señalaba a quienes andaban por las mismas tierras que él , que la virtud tiene que ser ejercida por amor y no por miedo (Ver Fraude, en su Diccionario Filosófico).
Bien venidos a Tintas y Trazos.


Leandro Trillo.


lunes, 9 de mayo de 2011

DISCURSO Y DESEO EN LA LÓGICA CAPITALÍSTICA - LEANDRO TRILLO - FRAGMENTO 6

La mediatización en la lógica capitalística.

Cada tanto, en la historia se sitúan momentos de revueltas subjetivas y de revoluciones ante estructuras que hacen de un estado cualquiera y de una intensidad determinada un equilibrio dotado de permanencia, un estado instituido. Este tipo de fenómeno social suele producir una intervención en la figura de la representación subjetiva de la vida, de la sociedad y de las instituciones nucleares que no deja lugar a otra cosa que a posar, sobre las ruinas de las estructuras, nuevas mantas, que denomino mantas térmico sociales, basadas en la invención, o en la recreación (esta palabra alude al acto de inventar).
Las mantas térmico sociales dan cuenta de un concepto estrechamente ligado a las relaciones públicas del sistema y de la lógica capitalística.
Desde la teoría de las relaciones públicas, hay una compleja y entramada serie de definiciones, usos y prácticas que tienden hacia lo que se denomina newsmaking. Este tipo de operaciones se producen a partir de una explosión mediática de contenido informativo. En ese hecho el contenido de la información transmisible es dejado de lado y lo que se refuerza y sobre lo que se trabaja, para que no pase en ningún momento por alto o desapercibido de la subjetividad, es el impacto. Esta operación trabaja bajo el mismo modus operandi que hasta este momento viene siendo descrito, sin que sea otro que el contexto de la hipersaturación y la hiperestimulación del deseo y, particularmente en este caso, de la percepción.
Lo que estimo conveniente llamar mantas térmico sociales suele ser denominado estrategias de conmoción de la opinión pública, o también estrategias de dominación de las masas, pues, de acuerdo a ello, estas operaciones trabajan y operan tomando la atención de la subjetividad social, encarnándose en el discurso y apropiándose de él, y contribuyendo así, de acuerdo al mayor o menor agite de los medios, a la creación y/o configuración de un ánimo social determinado, medible en temperaturas sociales. Por ello considero gráfico utilizar el término de mantas térmico sociales para referirme a esta herramienta conceptual de análisis de las operaciones sociales de los medios masivos de comunicación fundados en la lógica de funcionamiento capitalístico de la subjetividad social.
El planteamiento de esta terminología resulta de significativa coherencia con los fines del funcionamiento capitalístico, pues esta exacerbación de los ánimos sociales, y sobre todo su posibilidad de ser manipulados por las operaciones hipermediáticas, son señal de un claro mensaje que puede ser codificado desde los postulados de la distracción del deseo y desde la contribución a incorporar cada vez más la subjetividad social a los rituales de mantenimiento de los mecanismos de funcionamiento negativo.
Por ello la concepción de mantas térmico sociales es parte de la alianza de una serie de mecanismos sociales de la lógica capitalística que debe funcionar de esa manera. Pues nótese, además, que su modo de operación y acción se ejerce también sobre el deseo y sobre la atención, en relación estrecha con la fenomenología social de la distracción en el dispositivo capitalístico.
¿Por qué creo que estamos en un momento propicio, o mejor dicho, que obliga a la invención?
Una eventual tentativa de respuesta, de aproximación, puede situarse en nombrar esos territorios como aquéllos que se dejan ver en lo discursivo sobre todo. El discurso es el ámbito en donde se puede observar y percibir el quiebre imaginario de las representaciones de sostén subjetivo, es decir de las instituciones de amarre, nucleares. Aquéllas que permiten la sujeción a la cultura y que funcionan, como ya he citado, como apoyaturas sociales del psiquismo. Estas son: la seguridad, la salud y la economía. El orden es situacional.
Sin embargo, tal vez ya no sea posible plantear esta misma alianza de instituciones de importancia fundamental para el psiquismo fundado en pleno apogeo del dispositivo moderno en la lógica capitalística. Hay un importante conjunto de efectos capitalísticos que se constituyen necesáricos y que devienen configuración y sostén del psiquismo (empleo la palabra psiquismo debido a que se corresponde con las reformulaciones que estoy proponiendo a la teoría de las apoyaturas sociales, la cual se sirve de este concepto. Para los desarrollos de la lógica capitalística el término empleado es subjetividad social). Este conjunto de efectos es justamente el que resulta de la aplicación hiperestimulatoria e hipersaturadora sobre cualquier objeto que se pretenda llevar a la dimensión de la constitución necesárica en la subjetividad sin que sea perteneciente obligatoriamente a las instituciones que se conocen tradicionalmente como nucleares o como apoyaturas sociales del psiquismo.
La posibilidad de hiperproliferación de un signo cualquiera convertido en capital es en donde radica el poderío del devenir necesárico. Tal poderío implica una transformación y/o mutación de la nuclearidad de las instituciones imaginarias tradicionales pues la nuclearidad institucional en la lógica capitalística se presenta como construcción programada por tácticas marketineras. Ello contribuye, cada vez más, a las tácticas o tendencias a la universionalización de la subjetividad y de la deseabilidad misma. Pues cuando es factible constituir nuclearidades institucionales mediante la artificialidad que la hipersaturación y la hiperestimulación se encargan de proliferar, lo que se configura como maleable y manipulable es la deseabilidad. La posibilidad de introducir esa tendencia es a través del discurso.
En las características de esta contextualidad esa posibilidad se da a través de la reproducción y/o multiplicación del discurso o discursividad mediática.
No obstante ello, los sujetos, en vano esfuerzo por retener esas figuras y esas significaciones de la dimensión institucional nuclear, les otorgan uso discursivo en toda conversación. En muchos casos ejecutando técnicas de crítica discursiva, lo cual pone de manifiesto que se encuentran en el punto de deconstrucción, pero demuestra también que están presentes, que es importante y necesario que el discurso las nombre para no olvidarlas, para que no dejen de estar de alguna manera surtiendo efecto, sirviendo de apoyo, sosteniendo.
Por ello es, quizás, que los sujetos tendemos hacia el discurso que hace abuso del juicio diferencial.
Claro que no se aceptará en las estructuras subjetivas rigidizadas por la institucionalidad la irrupción de lo grotesco, de lo extraño, de lo redefinidamente expresado porque eso implica un desamarre, una cierta sensación de des-sujetamiento, de vivencia de caos irreversible. Implica una amenaza al futuro prometido por la institucionalización. Esa es la lucha imaginaria que se produce y que se impone, a los fines de este conjunto de teorías, como motor de la historia. Descreo que siga siendo absolutamente cuestión de economía y materialismo. Quizás sea cuestión de subjetividad usada para habitar el mundo lo que lucha desde los inicios de la sociedad. Y las diferentes modalidades, es decir las distintas caretas tras las cuales se ocultan esos intereses, son justamente los períodos históricos que cambian cuando no dejan otra opción que revalidar esos intereses. Y la herramienta de la que se valen esos períodos históricos es la invención.
La invención del dispositivo capitalístico radica en la mutación de la solidez nuclear de la institucionalidad. La irrupción de las disposiciones necesáricas. La artificialidad y la mediatización en el proceso de configuración de la subjetividad social y de la deseabilidad.
La invención en las sociedades se hace visible a través del surgimiento de materia social expresada en fenómenos que irrumpen e interrumpen el flujo cotidiano de subjetividad social y deseabilidad instituida. Generalmente la materia social en estado de irrupción es dable de opinar. Seduce para eso. Ahí se expresa la lucha, el encontronazo, el desacople, la rudeza, la rispidez entre diferentes intensidades de la capacidad deseante.
Un posible ámbito de observación son las clases sociales en su dimensión material y lingüística: barrios, bienes materiales, códigos lingüísticos, modalidades de celebración, formas de protesta, etc.
Será necesario, como corolario de estos apuntes primeros, situar algunos términos en su campo de nomenclatura e historicidad correspondiente.
Me afirmo en la hipótesis de que el capitalismo, en tanto modo material de producción de relaciones sociales, se encuentra en estado colapsado en lo que implica su carácter de productor de subjetividad.
El sistema social capitalista ha llegado al principio de su fin. A la iniciación de su fin. ¿Qué más necesita demostrar?
Un sistema social de características capitalísticas llega a su fin cuando se presentan observables sus vencedores y vencidos, por llamarlos de alguna manera gráfica.
En este punto se hace necesario definir el concepto de la palabra fin y sus implicaciones.
¿Qué es lo que termina? ¿El sistema de intercambio, la subjetividad, los sujetos?
Lo que se presenta llegando a un radical proceso de mutación en el fin o, como prefiero llamarlo, colapso del sistema capitalista, es la subjetividad como producto de un dispositivo social. La presentación del estado de debacle subjetiva se encuentra determinado por la situación de destrucción de las significaciones sociales imaginarias nucleares, aquéllas transversales a los tipos de subjetividad que componen a una organización toda. La idea de mutación y heteroestasis encuentra su rol protagónico ante esta situación.

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