Hola. Voltaire señalaba a quienes andaban por las mismas tierras que él , que la virtud tiene que ser ejercida por amor y no por miedo (Ver Fraude, en su Diccionario Filosófico).
Bien venidos a Tintas y Trazos.


Leandro Trillo.


viernes, 8 de julio de 2011

ESCENAS RETRATADAS CON PALABRAS - LEANDRO TRILLO - 2011

RODRIGUEZ RICOCHET VISITANDO A ALGUIEN A LA TARDE


La tarde de Mayo espió a Rodríguez Ricochet y a la persona que iba a su lado y pudo corroborar que fueron a tomar cerveza artesanal a un bar y que de ahí se fueron a una plaza. Vio que en ella tranzaron sus labios, se tocaron lo que podían tocarse en una plaza – que fue mucho – y se abrazaron varias veces, por largo tiempo. Después pudo ver cómo se levantaron y se fueron. Por más subrepticios que fueron sus movimientos, no pudieron esquivar la óptica que la tarde había posado sobre ellos. La tarde estaba en todas partes. El fenómeno es asombroso. Y fue así que los siguió hasta una casa. Entró con ellos y siguió espiando. Vio como una de esas personas se metía en la boca el cuerpo de la otra y fue testigo de un sabroso y prolongado instante. Después, observó como una de las personas apoyó la espalda sobre un sillón nuevo y hermoso y cómo la otra distanció sus rodillas la una de la otra, rodeando la mitad del cuerpo que tenía debajo con sus ante piernas. Se agachó aun más, y vio cómo sacó la lengua hasta que su moderada melena cubrió lo que podía verse de su cara, de su boca y de sus cachetes. Vio que la otra persona tardó en poner sus manos sobre esa cabeza, que hacia rato estaba inclinada, hasta que finalmente fue testigo de cómo el pelo fue recogido desde la nuca y direccionado de arriba hacia abajo. La tarde no vio que se vertieran modificaciones en las posiciones de los cuerpos. La espalda siguió apoyada donde estaba y el pelo continuó siendo sujetado y manipulado con vetas escasas de salvajismo. La tarde observó el acabose y el momento en que uno se sacó la remera y quitó la de la otra persona. Después vio como se frotaron durante un rato y cuando se pintó la noche, la tarde observadora se fue y ocupó su lugar el frío oscuro. Mayor cautela ante la nueva espía. Ésta no vio más que una lenta puesta de remeras y un despreocupado proceso de asepsia bucal mediante la técnica de buches en la pileta de la cocina. Como no lo había hecho hasta el momento, Madre podría llegar de un instante a otro. Y convenía que los encuentre tomando mate, o estudiando, o fumando o jugando al estanciero.

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