Hola. Voltaire señalaba a quienes andaban por las mismas tierras que él , que la virtud tiene que ser ejercida por amor y no por miedo (Ver Fraude, en su Diccionario Filosófico).
Bien venidos a Tintas y Trazos.


Leandro Trillo.


viernes, 22 de julio de 2011

ESCENAS RETRATADAS CON PALABRAS - 2011

RODRIGUEZ RICOCHET EXPLORANDO LA CHAQUETA


La bisectriz de Mayo se imponía en el sello. Rodríguez Ricochet estaba en tetas. No había nada para hacer, nadie para ver, ninguna obligación. La agenda del día estaba terminada. El ocio se instaló como clima, como escenografía. A pesar del invierno, la casa, chica, muy chiquita, estaba caliente. Encendió un cigarro. Una seca y a descansar en el cenicero. Al rato otra. Puso por primera vez un disco de David Bowie que le habían regalado con motivo de su aniversario veintisiete. Scary monsters. Los primeros temas no le gustaron pero lo dejó. A la mitad del número catorce lo sacó y puso uno de Chick Corea. Después puso uno de la banda de un amigo hasta que terminó. Mandó un mensaje informando que estaba en tetas e invitando al receptor del mensaje a que se acerque a la casa chica, muy chiquita, que estaba caliente. En pocas horas debería levantarse para ir al estudio, igual que ayer, pero no tenía ganas de dormir. Se sentía bien con sus tetas al aire. No había nada que ocultar. En casa no. Con vestimenta o sin vestimenta, da igual. Con ebriedad o con no ebriedad, da igual. Silencio o no silencio, da igual. Podía hablar con los fantasmas que las tetas al aire y las tetas al no aire y el sueño y el no sueño y David Bowie y no David Bowie y la borrachera y la no borrachera inventaban. Habló en soledad. Esperó. Ante el espejo inclinado miró cómo lucían sus tetas al aire. Le gustaron. Nunca lo había hecho. Las miró y las miró. Las tocó. Las acarició. Nadie llegó. Comió con las manos un pedazo de carne fría que estaba sobre un plato adentro de la heladera vacía y mientras lo hacía se pasó varias veces las manos por el pelo. Después sacó una botella de plástico de la heladera llena de agua helada. La destapó y tomó largamente del pico. Se chorreó las tetas al aire con el agua helada y prendió cigarro que dejó descansando en el cenicero después de dos pitadas. Se dejó puesta la ropa interior, sucia y repleta de olores a genitales y se acostó a dormir en el living, sobre un colchón que huele a pata. Un par de horas después sonó el despertador del celular. Se bañó, se calzó la ropa interior que se había sacado antes de bañarse, se puso su traje de profesional, recordó un par de artículos que seguro iba a tener que repetir para ganar dineros y se dirigió en estado de llegada tarde hacia el estudio. Ese día deseaba fingir solo hasta la llegada de la noche. En el camino, estacionó la camioneta en una vereda cualquiera, se metió las manos por debajo del traje profesional llegando hasta las tetas. Cerró los ojos y las frotó bruscamente con las dos manos. Se mordió los labios fuerte tres veces. Cuando le vino en gana terminar lo que empezó, acomodó la cuestión, se abrochó el cinturón de seguridad y aceleró.

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