PRÓLOGO XXV
Tu paz y tu caos
Percibir no exige esfuerzos
Algo más que egos
insostenidos e insostenibles
deberían unirnos
A ti
que te esfuerzas por dar a conocer
el relato de una desdicha pasajera
A mi
que me he convertido en un espejo
sensible a lo de afuera y a lo de adentro
El egoísmo no es virtud
en manos de egoístas incautos y distraídos
Lo convierten en no puente
Tu paz y tu caos
Están siendo
un producto
la apariencia de un personaje que se mal imita a sí mismo
el pronunciamiento de palabras vacías
la certeza de la imposibilidad
Quiero pedirte cosas por favor
Te encuentro y te veo en un encierro
En la prisión de la que solo los deseos pueden escapar
En la decisión de querer que te juzguen
lo cual no hará otra cosa que condenarte desde adentro
a la compañía de las moscas y de los estúpidos
Por ahora tu obligación es espesarte y esperar
Nuevas figuras serán pinturas libres
Tu retrato
Según un cuento has elegido un relato
Te priva del lugar en el mundo
que tratas de mostrar que crees buscar
Por favor deberías desconectar un instante
Te muestras incontenible
No sabemos en verdad quien eres ni que nombre llevas
Creemos que no lo quieres compartir
con nadie de esta tierra
Pero solo lo creemos
Duerme con tranquilidad
pues no queremos saber ya verdad alguna
y hemos decidido la ignorancia
ante desdichas ficticias
Las ficciones te han rodeado
Te han cocido
Te están incomunicando
Te has mirado a un espejo
y te ha devuelto una imagen
Su materia son trazos y palabras
Tu reflejo
Tu oración
El absurdo monolito
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