Hola. Voltaire señalaba a quienes andaban por las mismas tierras que él , que la virtud tiene que ser ejercida por amor y no por miedo (Ver Fraude, en su Diccionario Filosófico).
Bien venidos a Tintas y Trazos.


Leandro Trillo.


miércoles, 23 de marzo de 2011

LA ESCRITURA DEL FRAGMENTO - MUSEO DE ACUARELAS PINTADAS CON PALABRAS

ACUARELA CUATRO:

OLEO DE UNA VERSIÓN DE LA VIDA COTIDIANA FRAGMENTADA.


Mucho tiempo después me siento a escribir nuevamente. A veces siento que no hay rumbo, que no se persigue nada. Aun dentro de la estimulada actividad de desear. Me refiero a que se trata solo de esperar. Por eso se recuerda. Es mas sereno recordar que voluntariamente vivenciar la espera con conciencia.
En mi casa no hay fotografías, salvo en el monitor de la computadora. De protector de pantalla pasan fotografías de cuadros. Pinturas, son pinturas, no son fotos. Recién, que fue el momento en el que me di cuenta de que en casa no hay fotografías, me ha asaltado un estado de perplejidad.
Ya lo he dicho a través de otras líneas. Vivencio la escritura como un hecho de manipulación de fragmentos. Algo así como armar rompecabezas. No puedo escribir textos largos, y si lo hago no me siento cómodo, pues sé que en tal caso habré nombrado de más y habré repetido vanamente. Tengo la sensación de que no he podido escribir una novela no fragmentada, no esquizoideada.
Ahora el texto ha adoptado la forma de extremos que se sitúan cada vez uno más cerca del otro, disimulando que son extremos, puntas, pero no dejando de serlo. Rizomas, sabían los filósofos franceses de la intensidad. La escritura de la fragmentación no tiene origen ni árbol ni raíz. Es rizoma, y es un entramado amoroso, íntimo, erótico, dietético situado en la experiencia de la vida cotidiana. Muchas veces me pregunté por qué la gente inteligente habla de la fragmentación de la vida cotidiana. Que la vida cotidiana esté fragmentada implica en principio dos actores: la vida cotidiana y un segundo personaje que mediante algún tipo de mecanismo de orden social, posee la capacidad de cortar, de trozar, de fragmentar. Lo tercero que aparece es un objeto que se fragmenta y que está en juego en la discusión. Eso objeto que se fragmenta, dicen los tipos inteligentes, es la subjetividad. Pues bien, el cuarto elemento del análisis demanda, para poder configurarlo, el esbozo de una ideología que permita distinguir del resto a lo que es la subjetividad. La subjetividad es algo que no existe por fuera de uno mismo y que posee la misteriosa capacidad de auto recrearse al compás de cada estimulo que percibe el cuerpo, cualquiera sea su procedencia. Hay también una serie de investigaciones que relacionan de más amplia manera este concepto de recreación con la dimensión de lo social. Véanse otros autores.
Que la vida cotidiana esté fragmentada significa entonces que la subjetividad recibe estímulos desconectados espaciadamente entre si y que eso es procesado por la subjetividad (maquina interior sensible) dando un producto determinado y configurado por ciertas condiciones sociales. La distracción de la subjetividad, la subjetividad asaltada o la subjetividad saturada son algunos de los nombres con los que se estigmatiza a este fenómeno.
¿Es decir que la escritura como movimiento artístico está estrechamente ligada a las condiciones sociales que vivencia el escritor? ¿Qué no lo está? Al fin y al cabo somos un manojo de recuerdos de vivencias morales. Siempre es más sencillo identificarse y reconocerse echando la mirada hacia atrás que hacia delante. Causa menos miedo. Las víctimas de la cobardía saben de lo que estoy hablando. Al leer, los habitantes de la fragmentación sabrán encontrar aquí otro espejo adonde poder reflejar su subjetividad.

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