Hola. Voltaire señalaba a quienes andaban por las mismas tierras que él , que la virtud tiene que ser ejercida por amor y no por miedo (Ver Fraude, en su Diccionario Filosófico).
Bien venidos a Tintas y Trazos.


Leandro Trillo.


viernes, 7 de octubre de 2011

PRÓLOGOS ERRANTES

PRÓLOGO XIV


La colección de prólogos, o notas, u obras, o hechos que conforman este libro fueron, como todo, una secuencia de una cadena de prólogos. Pensé entonces que las mencionadas notas aquí reunidas podrían llevar por título, otro prólogo acaso, Prólogos errantes.
Con motivo de explicar el porqué de esta reciente afición a la teoría de los prólogos mencionaré que he descubierto cierta virtud, cierta inclinación bella a la libertad en ellos. La intención siempre se dirige a prólogos y nunca a la presentación de una obra concluida. Esa es la imagen que, sin nadie haberlo querido ni esperado, se esboza y se presenta.
Prologo en tanto acto o momento previo al que se desarrolla una obra. Comentario o perpetua instantaneidad que nada podrá tener que ver con las escenas siguientes, salvo aquellas disposiciones atómicas que la percepción reconozca como casualidades, más allá de que éstas existan o no. Cada acto de un sujeto, como enamorarse, sufrir, la angustia, el triunfo y el fracaso, configurará prólogos en una cadena de situaciones y pasiones, acaso instantaneidades, continuas aunque azarosamente desconectadas entre si. Nos une la desconexión. De esta manera, cada imagen y cada ocasión constituyen un prologo, errante, de las siguientes. Estimo que es éste el motivo por el cual los prólogos son el espejo de la errática. Errantes los prólogos pretende significar que lo que hay plasmado en ellos no corresponde a una cadena causalmente consecutiva y armada de situaciones que se repetirán y se multiplicaran a lo largo de esta existencia, sino justamente a aquello que reconoce cierta desconexión en lo que ocurre entre muestras de tiempo, aparentemente ligadas. Desconexión librada por disposiciones azarosas.
Pareciera haber algunos indicios de ello, sin embargo creo que nos resulta innombrable ahora. Reconocemos respetuosamente algunos de ellos con nombres que trabajan aún desde este lado del problema: teoría del caos, principio de incertidumbre, entropía, disposiciones azarosas. La multiplicidad.
Estos prólogos se refugian en las formas de los prólogos. Como algo ajeno a lo que pasara a continuación, sea lo que sea.
Intuyo a los prólogos como la fascinación ante lo insondable, en donde predecir y recordar no está permitido.
Los rituales que convierten a los prólogos en primeros o segundos actos, suelen hacer que sus víctimas reproduzcan obras en donde lo desconectado se ata con cadenas. Poetas llaman a eso ficciones. Nada podrá sorprender de esa manera y todo será un eslabón, un esfuerzo por combatir la desconexión, por forzar la existencia del tiempo.
Hablamos del pecado, quizás, de existir sin prologar lo que se ve. Acaso de transcurrir como una obra concluida. Ello es mucho menos real que considerar las ventajas de los prólogos y de los azares. Es mucho menos real.

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